09 dic. 2025

“Vivimos en lo de mi suegra y me quiere tratar de empleada”

Jazmín contó que la mamá de su esposo no la puede ver sin hacer nada.

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Ilustración

Me llamo Jazmín, tengo 30 años, y hace un año vivo en la casa de mi suegra, algo con lo que nunca estuve de acuerdo, pero no pude hacer nada.

Nos mudamos porque mi marido tuvo un bajón de laburo por varios meses y ya no podíamos pagar nuestro alquiler.

Yo pensé que iba a ser algo temporal, un par de meses nomás, hasta que él se recupere. Y gracias a Dios ahora ya está trabajando de nuevo, pero cuando le hablo de mudarnos, me cambia de tema o dice “tranquilizate nomás, todavía no es el momento”.

Y yo ya no sé cómo decirle que acá me siento como una sirvienta.

Mi suegra me habla como si yo fuera su empleada. Desde el primer mes ya empezó con sus indirectas: “¿No vas a barrer el patio, mi hija? Porque yo ya estoy cansada”.

Después venía con que las tazas estaban mal colocadas, que la ropa no se dobla así, que mi hijo “ensucia demasiado” y que yo “no le sé controlar nomás”. A veces siento que todo lo que hago está mal para ella.

Llorando

Una vez llegué de trabajar y encontré a mi hijo llorando porque mi suegra le gritó porque estaba haciendo ruido, jugando con un autito en el pasillo.

Otra vez, sin decirme nada, lavó toda mi ropa y mezcló con la de ellos; cuando le dije que yo lavaba después, me respondió: “Yo nomás hago todo acá porque si espero de vos, la casa se cae” y no puede ser que ella sea atrevida. Yo no mezclo las ropas para lavar, incluso el de mi marido y el mío lavo aparte.

Lo que más duele es que mi marido no me defiende. Él escucha, ve, sabe todo, pero dice que su mamá “es así nomás” y que no hay que hacer drama. Y para mí no es drama, es falta de respeto.

Yo siento que vine a invadir un lugar donde nunca fui bienvenida, pero él parece muy cómodo acá.

A veces pienso que no quiere mudarse porque acá no paga nada, tiene comida, techo, todo servido. Pero yo pago con mi paciencia, con mi dignidad.

Cada día me despierto con ese nudo en la garganta. No quiero pelear, no quiero vivir en guerra, solo quiero un espacio propio donde criar a mi hijo en paz.

Mi mamá me dice que aguante un poco más, que ahora que él trabaja seguro vamos a salir, pero la verdad yo ya no sé si él quiere salir. Yo sí quiero. Quiero recuperar mi vida, mi casa, mi libertad.

Y mientras tanto, respiro hondo, aprieto los dientes y espero ¿Qué piensa de todo esto, licenciado?

La respuesta:

Buen día mi estimada Jazmín, “el que se casa, casa quiere” y si es lejos de la suegra mejor ja ja.

Deberías hablar sinceramente con tu marido, sobre volver a vivir solos, pero no argumentando la relación con tu suegra, sino resaltando otros puntos más importantes: como tener un espacio para ambos, esforzarse por conseguir sus propias comodidades, un lugar para los hijos y quien sabe, en el futuro, hasta una casa propia y no precisamente alquiler.

Teniendo en cuenta que están mejorando los ingresos de ambos, que ya están en condiciones para buscar el camino que les corresponde y lo que es más, existe la posibilidad que la relación con la suegra mejore por la distancia (capaz que esta señora, con esa actitud, inconscientemente les esté indicando que busquen su lugar en la vida)

Llegar a un acuerdo con plazo, o sea, ponerse como objetivo que para enero/26 con los ingresos adicionales de diciembre, ver un lugar para formar un nuevo hogar. Es de suma importancia ponerles fecha a los proyectos y trabajar en función a eso
Psicólogo Clínico, especialista en jóvenes y adultos. (0981) 571 635