José tiene un amor clandestino y su pareja no se anima a dejar lo que tiene por hacer su vida con él. Fijate en su historia:
“Soy un chico de 20 años, soy gay y asumo mi elección ante la gente. Estoy con un hombre mucho mayor, tiene 37 años.
Viaje
Soy del interior y al terminar el colegio vine a Asunción para buscar mejores oportunidades de trabajo e independizarme.
Enseguida conseguí un trabajo, no era la gran cosa pero funcionaba para vivir y fue ahí donde conocí a este hombre con el que ahora ando.
Él, desde un comienzo me persiguió y me conquistó, además de ser muy masculino, exitoso y socialmente importante, así que me impresionó mucho.
Desde el comienzo me contó que era casado y que tenía dos hijos pequeños, cosa que no me preocupó mucho. Los dos nos gustábamos y queríamos estar juntos.
Nos veíamos una vez a la semana y después los encuentros fueron aumentando, comenzaron los regalos caros, las atenciones hasta que se convirtió en una verdadera relación.
Amante
Así fue que me convertí en su amante y su colágeno. Con el tiempo, me exigió exclusividad y a cambio me puso un departamento lujoso, ropas de marcas, perfumes y una buena vida, así que dejé el trabajo que tenía.
Como es un empresario y viaja mucho, me suele llevar con él a algunos viajes, pero con mucha discreción para no despertar sospechas. Con el tiempo se puso demasiado intenso y celoso y ahora no me deja ni tener amigos. Al final terminé viviendo en una jaula de oro.
Profamilia
Siempre nos vemos en el departamento porque a él no le conviene que le vean conmigo porque él tiene una vida y una “reputación que cuidar” ya que también es un gran activista social. Está en un grupo que rechaza a los gays.
Hoy en día me doy cuenta de que esta vida de encierro ya no me gusta, quiero conocer otros chicos como yo, poder salir y disfrutar mi juventud y mi sexualidad con libertad. Pero eso significaría perder la seguridad económica y la vida de lujos que ahora tengo y sería muy difícil volver a empezar. Cuando uno es del interior sabe muy bien lo que es una vida de sacrificios. Ya no quiero vivir mal.
Apego
Además, todavía tengo cierto apego a él, pero mayormente siento que me da protección o no estoy solo ni nada.
No sé qué decisión tomar, si me arriesgo o me resigno a seguir así.
La respuesta