08 oct. 2025

“Mi marido no tiene para la comida, pero sí para su cerveza”

Rosa cuenta que están pasando por una mala racha económica y él no entiende.

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Rosa está harta de su marido ka’úcho.

Hola licenciado. Soy Rosa, tengo 37 años y estoy casada hace 10 años ya con mi marido Leonardo. Él tiene 45 y tenemos dos hijos juntos.

Le escribo porque ya no sé cómo hacerle entender a mi marido que la situación económica está difícil y que tenemos que priorizar las cosas importantes.

Soy mamá de una nena de 5 y un varón de 7 años, y estoy casada con un hombre que parece tener una conexión más fuerte con la cerveza que conmigo y toda su familia. Le re domina.

Desde que nos pusimos de novios, él siempre fue de tomar sus cervezas los fines de semana.

Al principio, como éramos jóvenes y sin hijos, no le daba tanta importancia porque tampoco es que es alcohólico. Era su manera de relajarse, decía siempre.

Pero ahora tenemos una familia, los gastos aumentaron, y no se da cuenta que no estamos en tiempos de lujos. Los precios están por los cielos y lo que ganamos ya no alcanza como antes, y él sigue gastando como si nada.

Temprano

Yo me levanto temprano todos los días para hacer rendir lo poco que entra a casa. Lavo ropa ajena, vendo empanadas en casa los fines de semana, hago lo que sea con tal de que no falte el desayuno para mis hijos.

Pero mientras yo me desespero viendo cómo pagar la luz o comprar un poco de carne, él aparece con su pack de cervezas cada viernes, como si fuese lo más normal del mundo.

Lo que más me duele, licenciado, es que muchas veces no tenemos ni frutas para darle a los chicos, y a mí se me parte el alma cuando me preguntan si pueden comer banana o manzana y tengo que decirles que no hay o racionarles porque debe alcanzar para el día siguiente.

Mis hijos encima están acostumbrados a comer frutas desde chiquitos. Pero él para su “vicio” siempre encuentra plata. Si le pido que me acompañe al súper o al almacén, pone mil excusas, porque no quiere soltar pues, pero si le decís que en tal lugar hay promoción de cerveza en un ratito va a estar ahí.

Ya le hablé, le supliqué, le dije que estamos ajustados, que tenemos que ahorrar. Se enoja, dice que “tampoco se va a volver loco” y que “una cerveza no es nada” que necesita esa distensión. Pero no es una. Son muchas. El lunes ya espera que sea viernes porque toma dos días de corrido.

Esta discusión ya se volvió una pelea constante. Yo me siento sola, como si yo fuera la única que piensa en el bienestar de los chicos. Me frustra que no vea que no estamos bien, que no se dé cuenta que ese gasto son como dos platos de comida menos. No sé más cómo decirle ¿Qué hago con él?

La respuesta:

<bsp-line></bsp-line><bsp-line>Entiendo lo agotador y frustrante que debe ser para vos llevar esta carga sola, mientras sentís que Leonardo no prioriza las necesidades de la familia. Tu situación refleja un problema de comunicación y prioridades que, aunque doloroso, no es imposible de abordar. Es evidente que estás haciendo un esfuerzo enorme para mantener a flote el hogar, y el gasto recurrente de Leonardo en cervezas, aunque él lo vea como algo “inofensivo”, está afectando no solo las finanzas, sino también tu confianza y la dinámica familiar. Su resistencia a cambiar puede venir de no comprender del todo la gravedad del asunto o de una dificultad para renunciar a esa válvula de escape que, como decís, siempre ha sido parte de su vida. Sin embargo, la prioridad ahora son tus hijos y la estabilidad del hogar, y es válido que sientas que esto no puede seguir así.</bsp-line><bsp-line></bsp-line><bsp-line>Para encarar esto, te sugiero intentar una conversación en un momento tranquilo, lejos de la tensión del viernes o del enojo. Podrías plantearle con claridad y sin culpas cómo te sentís, usando ejemplos concretos, como el impacto de no poder comprar frutas para los chicos. Proponé un plan juntos, como un presupuesto familiar donde ambos decidan qué gastos son esenciales y dónde recortar, incluyendo su cerveza. Si él sigue sin ceder, podrías considerar involucrar a alguien de confianza, como un familiar o un amigo cercano, que medie o le haga ver la situación desde afuera. También pensá en cuidar tu propio bienestar emocional: hablar con alguien de confianza o incluso buscar un espacio comunitario de apoyo puede ayudarte a no sentirte tan sola en esto. Si las discusiones no avanzan, evaluar opciones como una consulta de pareja o un asesoramiento financiero podría ser un próximo paso para encontrar soluciones juntos.</bsp-line>

Psicólogo, sexólogo, especialista en parejas.