Soy Josefina. Le escribo porque mi vida se convirtió en una locura, ya no sé si estoy viviendo en pareja o en permanente vigilancia.
Hace casi tres años que estoy con mi novio, yo tengo 45, él 30. Al principio era un amor de novela, el típico ‘mi rey, mi reina, mi amor, mi riñón, mi corazón’, eré eréa, pero ahora ya parece serie policial.
Él me revisa el celular como si fuera policía del departamento de Investigaciones, tipo esos del FBI. Yo no hago eso con él, porque aparte ni siquiera me deja, vive con contraseña.
Y me pone muy nerviosa es que tiene sus redes sociales cerradas. En su celu solo abre un rato y luego sale de sesión.
¿Qué tanto hay que esconder?
Encima un día me confesó, así como si no fuera nada, que mira chicas en las redes. O sea, ¿yo qué soy, adorno de navidad?
Y cuando yo me quejo, me sale con que él no quiere perder a sus “amigas” de años
Para mí todo tiene que ser igual en una pareja: si vos me exigís, yo también puedo exigir. Pero acá parece que mi palabra sirve menos que un papel higiénico.
Sexo
Encima el sexo ya no es como antes. Al principio era casi todos los días, ahora parecería que estamos en cuarentena de nuevo. Y eso a mí me duele, porque para mí el encuentro íntimo es base de la relación, es la forma más linda que tenés de decir “todavía te elijo”.
Lo peor es que vivo con ese miedo constante de que me esté engañando. Él dice que no, pero cuando lo veo con el celular escondiéndose como si fuera narco, ¿qué querés que piense?
Mi mamá me dice que aguante, que el hombre es así, que si me es infiel es porque yo no me arreglo, que a ellos se les atrapa por la vista y por el estómago, nomás.
Pero eso me parece súper injusto. Yo le amo. No voy a negar. Pero también me amo a mí, y siento que de a poco estoy dejando de ser yo para convertirme en lo que él quiere y necesita.
Me estoy volviendo desconfiada, ansiosa, insegura, y no sé si esto es amor o simplemente miedo a empezar de nuevo.
¿Será que estoy exagerando o de verdad algo ya se rompió acá? Porque por momentos pienso que capaz la magia se perdió, que ya no somos equipo sino dos enemigos viviendo bajo el mismo techo, vigilándonos.
Y yo no quiero una relación así. Yo quiero paz, complicidad, risa, confianza. Mis hijos (tengo dos), tienen 11 y 12, los dos ya se dan cuenta de las cosas.
En más de una oportunidad traté de hablar bien con él, pero realmente no puedo, no me deja. Evade y siempre está a la defensiva ¿Qué me recomienda?
La respuesta:
