Buen día mi apreciada señora. Antes de nada, muchas gracias por tu consulta, varias lectoras se pueden sentir identificadas y les vendría bien saber más al respecto.
En primer lugar, tengamos en cuenta que ya tienen un buen tiempo de casados, seguro que hay hijos de por medio y todo lo que lleva la convivencia y las exigencias de la vida en pareja y en familia.
Muchas veces dichas exigencias, necesidades, prioridades afectan la relación de la pareja, llegando al punto de incidir en la intimidad.
Lo recomendable siempre es hablar, si sentís que tu relación está en crisis o se aproxima un posible problema y de igual manera sos consiente de que vale la pena salvarlo, como también sentís que la otra persona en algo siente lo mismo (ya que decís que es atento, cariñoso), pero no tiene la capacidad o las herramientas para hacer algo.
¡Pues bien! Lo hacés vos. Ve la forma de tener las famosas “conversaciones incomodas” pero productivas si se hacen en forma madura.
Buscá el momento apropiado, sin presión alguna, sin malos entendimientos y nunca luego de un reclamo o discusión.
Expone lo que sentís, como te afecta su cambio de actitud para contigo, le escuchás atentamente, considerás que sus motivos pueden ser valederos como los tuyos.
Por otra parte, tratá de recordar qué cosas, juegos, previas etc. le gustaban a él cuando eran novios o cuando se casaron recién. Ayuda mucho eso para revivir la llama que bajó de intensidad.