“Mi marido desde hace un tiempo anda muy dejado, ya no cuida su apariencia y él no era así. Antes de casarnos tenía muy buena pinta, cuidaba su aspecto. Después de casarnos y tener hijos empezó a cambiar. Ahora ya tiene hasta panza y ni tiene ganas de salir, siempre está cansado. Mi vida se volvió monótona y aburrida ¿Qué me aconseja?”
Respuesta:
Es casi normal que cuando llegan los hijos, la vida de pareja cambia y esos cambios suelen ser muy radicales. Muchas actividades divertidas quedan postergadas y a veces olvidadas. El romance toma una pausa y todas las atenciones se dirigen hacia los hijos, especialmente cuando son pequeños.
Suele pasar que (aunque decirlo abiertamente puede significar el rechazo social) los hijos llegan a cansar especialmente cuando se trata de padres responsables para quienes lo único importante son los hijos y uno termina dejando de lado sus propias necesidades.
Pero los hijos crecen y se van volviendo más independientes (por así decirlo) y en vez de recuperar las actividades que antes hacían como pareja, prefieren descansar el tiempo libre que les queda, y uno llega a preguntarse "¿para qué cuidarme si ni siquiera tengo ganas de salir?”. Entonces, la rutina y el aburrimiento se apoderan de la vida de la pareja.
Quizá falta motivación, animarle o animarse y hasta obligarse a realizar actividades, paseos, bailar, salir a tomar algo, darse momentos de solteros, todo de a poco. Ir al cine, volver a reunirse con amigos, etc.
En algún momento él llegará a sentir el sentido de la competencia al compararse con otros hombres, y por qué no decirlo, miedo a perderte. Eso le dará el impulso necesario para recuperar lo que él sabe que tenía antes y que podría volver a tenerlo. Pero para eso, vos también tendrías que hacer lo mismo para que valga la pena: verte atractiva y deseable. Asustarle un poquito podría resultar.
Ayudaría mucho acudir a un profesional de psicología para guiarles a encontrar el camino correcto y recuperarse como pareja.