Hola licenciado. Soy https://www.extra.com.py/actualidad/peon-paraguayo-ya-trabaja-de-influencer-sin-nervio-gente, tengo 33 años y ya no sé que hacer. Estas líneas son como un grito desesperado para poder salir del hoyo en el que estoy hace tanto tiempo.
Le escribo porque me siento atado a un recuerdo que no me suelta, aunque han pasado 7 años desde que se fue.
Ella fue mi novia por cinco años y no puedo olvidarla.
Ya fui a terapia con psicólogos, hice contacto cero, incluso probé hablar con ella con la esperanza de cerrar ciclos, pero nada funciona.
Al principio me ilusionaba con sanar. Pensé que el tiempo me iba a ayudar, pero ahora me doy cuenta de que simplemente me acostumbré a vivir con este dolor como quien convive con una cicatriz que no deja de doler.
Elena y yo nos queríamos mucho, ella se desvivía por nuestro amor, lo entregó todo durante esos años. Yo me porté bien dentro de todo, pero en un momento ya no fue suficiente nuestro amor.
Ella dejó de quererme y de portarse tan bien, tan amorosa, tan atenta de la noche a la mañana. No me dio explicaciones, simplemente que se enfrió lo que sentía por mí. Solo que la rutina le cansó.
Golpazo
Fue un golpazo para mí, que la persona que daba todo por mi en algún momento, haya cambiado todo eso de la noche a la mañana.
Decidí levantarme y continuar mi vida, pero la veo en una esquina, en un colectivo, en una plaza. Me aparece en redes sociales como si el destino se burlara de mí. A veces la escucho reír en mi cabeza. Otras veces sueño con ella, y me despierto sudando.
Ella solo se fue un día y ahí me había dado cuenta de que ya no me quería.
Tal vez si las cosas hubieran terminado por una traición, esto sería más fácil. Pero no, terminó de la nada sin que yo me porte mal, ni ella, cuando parecía que nos amábamos muchísimo.
Ni siquiera logro enamorarme, solo es sexo cuando estoy con alguien.
Siempre estoy volviendo mentalmente a ella. Hay días en que me convenzo de que la superé. Salgo, me distraigo, sonrío. Pero basta pasar por un lugar donde estuvimos juntos, ver una foto vieja o escuchar una canción es para que caigo de nuevo en la tristeza.
Creo que ella es, fue y será el amor de mi vida. Aunque esté con otro. Aunque nunca más me mire. Aunque no le importe cómo estoy ¿Por qué no puedo olvidarla?
La respuesta:
Entiendo el peso de ese dolor que describís, como una cicatriz que no deja de doler. Han pasado siete años, y es evidente que Elena dejó una huella profunda en tu vida, una que no se borra con el tiempo ni con los esfuerzos que has hecho, como la terapia o el contacto cero. Ese sentimiento de pérdida, especialmente por un amor que terminó sin una razón clara, puede ser devastador, porque no hay un “porqué” concreto al que aferrarse. Es como si el destino, con esos encuentros casuales o recuerdos que aparecen, te mantuviera atrapado en un ciclo de nostalgia y tristeza. Tu esfuerzo por seguir adelante, aunque tropieces, muestra una fortaleza enorme, incluso si ahora no lo sentís así.
El amor que viviste con Elena suena intenso, y esa intensidad puede hacer que idealices lo que fue, especialmente porque el final fue abrupto y sin traiciones. Quizás el camino no está en olvidar, sino en aceptar que ese amor formó parte de quién sos hoy, sin definirte por completo. Es posible que estés cargando con la idea de que ella es “el amor de tu vida”, y eso te impide abrirte a nuevas conexiones más allá del sexo o la distracción. Tal vez podrías intentar pequeños pasos, como escribirle una carta que nunca enviarás para soltar lo que sentís, o buscar actividades que te conecten con un propósito personal nuevo. No se trata de borrar a Elena, sino de hacer espacio para que ese dolor se transforme en algo que no te paralice.