La tensión no es otra cosa que la atracción sexual, se produce a nivel cerebral y escapa a la voluntad, no se puede disimular o deja huellas. Si son libres, no hay mucho problema si pasa o no pasa a un siguiente nivel, pero si alguien tiene su compromiso, suele ser un motivo de pelea por celos. En otras palabras, no se puede evitar ese “no sé qué” que te genera otra persona, sin embargo, eso no quiere decir que necesariamente tu pareja y tu amiga terminen teniendo sexo juntos.
Es importante saber que esa química o deseo puede ser mutuo o que se produzca solo de un lado y la otra persona, como se dice, “ni bollo”. En cualquiera de los casos, si no se concreta la descarga tensional, pasa a formar parte de lo que conocemos como una fantasía. Si bien queremos que la gente sea ubicada, lo que generalmente se hace es marcar “territorio”, pero sutilmente, es decir, sin parecer tóxica. Hacer saber de una manera pícara y elegante que hay una relación que se debe respetar, como ejemplo: a veces las miradas dicen más que mil palabras.
Si la persona que está a tu lado valora lo que construyeron hasta el momento, tené por seguro que las aguas se calmarán y finalmente esa energía erótica se descargará, pero ¡contigo en la casa! Por el otro lado, tu amiga sabrá también los límites y no seguirá tirándole onda a tu “corazón jára”.
De todas maneras, si la cosa es recurrente no está de más conversar con tu pareja para expresarle, no como reclamo, el momento incómodo de esa situación y sobre tu interés en saber si hay que preocuparse o no.