La leyenda de “María Soledad”, la chica cuya alma según se dice deambula en las noches por los pasillos el Hospital Nacional de Itauguá, es una de las más conocidas en nuestro país.
A días de su muerte pacientes, médicos y enfermeras afirman verle pasear siempre.
La chica nunca pudo ser identificada ya que ningún familiar se presentó a brindar datos de ella y la Policía no pudo lograr obtener su identidad.
Los médicos en los días que agonizó le pusieron de cariño el nombre de María Soledad, el cual llevó hasta su tumba.
YA TIENE FAMILIA
EXTRA, ubicó a miembros de la familia que en un acto de humanidad la adoptó sin importar los rumores de la aparición de su alma en el Hospital. Ellos se hicieron cargo de mantener su cruz y su nicho, en el cementerio de Itauguá. Alex Villagra, contó que la tumba de María Soledad está frente al panteón de sus abuelos. Recordó que la enterraron y pusieron una cruz de metal y le hicieron un nicho. Sabían que se trataba de ella y una vez, ladrones se robaron la cruz. Entonces, su mamá le compró otra cruz.
Luego el nicho fue demolido y usaron los ladrillos y ventanas para otro finado. Indicó que su mamá mandó a construir un nuevo nicho. Su cruz de madera la llevó a su panteón y fue adoptada como parte de la familia.
La historia de María Soledad se remonta a octubre del año 1995, cuando fue atropellada por un micro en la ciudad de Itá. Ella estuvo internada en el Hospital Nacional donde falleció.
La doctora Yolanda González, exdire del hospital, había contado que sintió su presencia. Recordó que era hermosa, joven, bien cuidada. Tuvo un golpe fuerte en la cabeza y no resistió. Desde el hospital le buscaron a su familia, la doctora no quería enviarle a la morgue Judicial. Finalmente, gestionaron su entierro en el cementerio municipal.