Cuanto más avanzaba en el bosque, más se alejaba de cualquier camino y encontrar la salida se volvía imposible. La última vez en que don Eduardo Romero Chávez habló con sus hijos fue al mediodía del domingo 21 de septiembre, durante una llamada telefónica.
Después de eso, sus intentos de contacto resultaron inútiles. Su celular dejó de responder y finalmente se apagó.
Preocupados, su familia realizó la denuncia el lunes en la Comisaría 5ª de Curuguaty, y desde ese momento comenzó un operativo de búsqueda.
Romero había llegado apenas 15 días antes a la estancia Sol Naciente, en Colonia Cerrito, donde trabajaba como peón. Ese domingo, mientras realizaba sus labores, en vez de volver al establecimiento, se internó más en la espesura y al caer la noche quedó totalmente desorientado. Según él mismo contó, no sabía si avanzar río arriba o río abajo, y cada paso lo llevaba más lejos del camino.
El oficial inspector Delio Recalde, de la División de Inteligencia, relató a EXTRA que se emitió una orden de búsqueda y localización, y desde entonces familiares, bomberos y vecinos comenzaron a rastrear la zona.
Estaba cerca del río
Algunos lo hacían a pie, entre el monte y los pastizales, mientras que otros sobrevolaban el área con drones de última generación.
Finalmente, en la mañana de ayer, después de 5 días, sus hijos, junto con los rescatistas lograron ubicarlo al costado de un río, a unos 14 kilómetros de la estancia. Estaba sin ropa, cubierto de picaduras de insectos y con cortes en el cuerpo, producto de la vegetación espesa.
Según explicó Recalde, se encontraba sentado junto a la naciente, de donde tomaba agua para mantenerse con vida.
En medio de su relato, Romero sorprendió a todos. Aseguró que nunca estuvo solo, que un “amigo” lo acompañó durante esos cinco días. Incluso afirmó que juntos trabajaron para apagar un incendio que se había desatado en la zona la noche del miércoles.
“Mi amigo le tenía miedo al fuego y yo le ayudé a apagar”, le contó a su hermana, Gloria Romero. Su relato generó escalofríos en su familia. Para muchos vecinos, ese “compañero” del que hablaba podría tratarse del Pombero.
Dice frases incoherentes, pero está bien
Gloria contó a EXTRA que los médicos le explicaron que él sigue en estado de shock, por lo que aún dice cosas incoherentes. “Yo soy una persona muy incrédula, muy escéptica en ese sentido, pero tengo mis dudas ahora, por las cosas que él cuenta. Relató cosas que te hacen pensar, muy fantásticas”, señaló.
Explicó que su hermano todavía no logra contar la historia completa, pero insiste en que no estuvo solo y que alguien le hizo compañía todo el tiempo.
Extraño hallazgo: la casita de ramas
En cuanto a su supervivencia, don Eduardo relató a su familia que se alimentó de lo que encontraba en el monte: frutos silvestres y hojas de plantas como kokû y agrial. La mañana del rescate, aseguró que incluso había desayunado con esos yuyos.
En el sitio donde se refugió, los rescatistas hallaron una especie de casita hecha con matorrales, aunque no se sabe quién la armó. También se observaban huellas de que caminó por la orilla del arroyo, con las piernas cubiertas de barro.
Su hermana recordó además que durante la búsqueda, el miércoles por la noche, vieron iniciarse un incendio en la zona, lo que les causó gran temor. “Le dije a mi hijo que no era bueno, porque si tu tío estaba ahí, era peligroso”, contó. Lo más inquietante fue que al reencontrarse con él, Eduardo mencionó justamente ese fuego y aseguró que estuvo trabajando con su “amigo” para apagarlo.
Pensaron que encontrarían solo su cuerpo
Romero es oriundo de Salto del Guairá, Canindeyú, y había viajado hasta Curuguaty para trabajar en la estancia, actualmente administrada por la Senabico y alquilada a particulares. Según su hermana, no conocía la zona en profundidad, lo que pudo haber contribuido a que se desorientara con facilidad.
Durante esos días, además del incendio, también se desató una tormenta fuerte, por lo tanto, para todos era casi imposible que sobreviviera. “Yo ya había perdido la esperanza de encontrarlo con vida”, indicó su hermana.