Una escena indignante vivió una familia paraguaya que llegó desde la Argentina hasta el Cementerio de Encarnación para visitar a su abuela fallecida hace 10 años.
Encontraron el nicho derrumbado, la tumba completamente abierta y los restos óseos de la abuela, doña Dominga González, esparcidos bajo el sol, entre arena y yuyos.
“Nos dieron una bolsa y tuvimos que juntar sus huesos, que no sabemos desde hace cuánto tiempo estaban así. También faltan partes del cuerpo. Es indignante, aunque estés muerto ya no tenés paz”, lamentó el nieto denunciante, que reside en la Patagonia, Argentina.
Él y su prima, que vive en Buenos Aires, vinieron al país para un evento familiar y, como en cada visita, al menos dos veces al año, fueron a visitar a la abuela. La última vez, hace apenas cuatro meses, todo estaba en orden.
Lo más doloroso, señalaron, es que todos los pagos del cementerio están al día y aun así nadie les dio una explicación.
El encargado del Camposanto no supo responder qué ocurrió con la tumba ni desde cuándo estaba en ese estado de abandono. La familia radicó la denuncia en la Comisaría 3ª de Encarnación y exige respuestas.
“No es justo. Nadie merece terminar así”, dijo el nieto en contacto con Itapúa en Noticias.