Cada vez que la veía se ponía aguara. Doña María Dominga León (96) tenía una genuina conexión con Jukyryry, su fiel compañera, quien estuvo con ella hasta su último suspiro.
Ninguna de las dos se pudo decir adiós: Jukyryry murió cerca de las 21:40 del martes último, mientras que María Dominga partió diez minutos después que su adorada mascota.
La abuelita, última burrerita de Lambaré, fue enterrada con honores, el miércoles, en el cementerio municipal.
Su familia cree que María Dominga se fue en paz y feliz, porque en el más allá se reencontró con su Jukyryry.
Teresa Mendieta, su nieta, contó a EXTRA que la abuela no estaba bien de salud a raíz de una infección urinaria.
Hace dos meses fue internada en IPS y a pesar de que le dieron de alta, quedó muy decaída y ya no se pudo recuperar, según detalló Mendieta.
El animal siempre la acompañó al pie del cañón, dormían juntas, hacían todo juntas. Jukyryry era la adoración de la abuelita.
Sin embargo, comenzó a tener comportamientos extraños un día antes de cruzar el arcoíris.
“Un día antes, la perrita estaba aullando y llorando en la puerta, y ese día que falleció (el animal), la perrita no se sentía bien. Mi tío le derramaba agua porque hacía mucho calor y en una de esa falleció”.
La familia no sabía qué hacer ni cómo darle la noticia a María Dominga, quien la aguardaba en la habitación para cenar juntas.
“Mi tía me pidió que vaya a verle a abuela, a quien le iban a dar de cenar y en una de esa (su tío) entró y cuando le agarró la mano, mi abuela le apretó y se apagó, así de la nada. Murió su perrita y a los diez minutos ella murió, es algo insólito”, manifestó bastante conmocionada aún.
María Dominga estuvo casada con un excombatiente de la Guerra del Chaco e iba a cumplir 97 años en mayo próximo. Durante su juventud se trasladaba en burro hasta el mercado guazú para traer mercaderías y con su sacrificado trabajo crió a sus nueve hijos. “Mi abuela hacía trueques, ella intercambiaba verduras que sus hijos sembraban, a cambio de ropa, comida y otras cosas más”, apuntó.
En agosto pasado, la muni de Lambaré le entregó las llaves de su nueva casita, construida con recursos municipales. Su familia dice que ese fue uno de sus mayores sueños.
Cuidados
La mimaron hasta el fin de sus días
Teresa Mendieta contó que su abuela recibía los cuidados de una enfermera contratada por la muni. Incluso llegó a entablar una hermosa amistad con la licenciada Sara Núñez, que constantemente la visitaba para monitorear su cuadro.
Lambaré contaba con unas 20 burreritas y en nombre de ellas se construyó un monumento que actualmente está ubicado en medio de la Avenida Cacique Lambaré y Luis María Argaña, a pasos de la municipalidad.