El Senado aprobó ayer el proyecto de ley para otorgar “la nacionalidad paraguaya honoraria en carácter póstumo a Elisa Alicia Lynch”, quien fuera compañera del Mariscal Francisco Solano López, durante la Guerra de la Triple Alianza.
Además, “dispone el traslado de la urna que contiene sus restos al Panteón Nacional de los Héroes”.
Este proyecto fue cuestionado por legisladores de la oposición.
La senadora Celeste Amarilla enumeró los hechos resaltantes de la vida de Madame Lynch, con respecto a Paraguay, “pero ninguna de esas cosas hacen que tenga que estar en el Panteón de los Héroes”, sostuvo. En una intervención encendida, dijo sin rodeos que Lynch no merece ese lugar porque “no es una heroína, es la esposa, nomás”.
“Ese panteón es para los héroes, no para las esposas de los héroes”, soltó Celeste, dejando en claro que, aunque la figura de Lynch le resulta fascinante desde lo histórico, no cree que tenga méritos suficientes para descansar al lado de figuras patrióticas. “Una de las mujeres que habitan en mí admira a Eva Perón, otra a Madame Lynch. Pero con la historia en la mano, ninguna de ellas es heroína”, expresó.
Por ser pareja, no...
Dijo que no se trata de restar valor a la vida de la compañera de Francisco Solano López, sino de marcar que no es correcto meter a alguien en el Panteón solo por el hecho de haber sido pareja de un héroe nacional. “Lo de esposa no es una carrera política”, disparó. Y fue más lejos todavía: “No se heredan los conocimientos ni la política por acostarse con una persona”.
Recordó que ni siquiera durante la dictadura de Stroessner se animaron a llevar los restos de Lynch al Panteón, y puso en duda que los restos repatriados en realidad sean de ella. Citó libros como “Una Amazona” de William Barrett y “El fuego de una vida” de Graham Shelby, donde se relatan hechos que ponen en duda la autenticidad de la tumba original en París, ya que fue profanada varias veces.
Amarilla también se despachó contra lo que llamó una visión machista de la historia: “Los diputados que proponen esto creen que el único mérito de una mujer es ser la esposa de alguien. Y eso sigue pasando hoy. La esposa del senador termina siendo diputada, la del intendente termina siendo concejal. Eso no puede ser. La esposa no se hereda ni se designa por cargos”.
Las “otras”
“Si ella entra, entonces también tendrían que entrar Pancha Garmendia, Juanita Pessoa… ¿cuál es la diferencia? ¿Que una era la oficial? No hay ninguna diferencia. Las mujeres tenemos derecho a ser amantes, a ser putas, a ser lo que queramos ser”.
Además, mencionó a la India Juliana, que organizó una rebelión contra los españoles, y a las hermanas Esperatti, quienes participaron activamente en la Revolución de Mayo. “Hay muchas mujeres que realmente lucharon, que dejaron todo por el país. A ellas sí hay que llevar al Panteón, pero no a alguien solo porque fue la esposa del Mariscal”, insistió.
También se refirió al hijo del Mariscal, Panchito López, como una figura que sí debería estar en ese espacio: “Aunque fue nombrado general por su papá a los 14, el tipo peleó, murió en la guerra, llegó hasta las últimas. Él sí merece estar ahí”.
Para Amarilla, es momento de dejar atrás el romanticismo y las decisiones simbólicas sin base real. “Vamos a darle seriedad a esto. El Panteón de los Héroes es para los héroes y heroínas. Más nadie. Clarísimo”, finalizó.
Hoy se trató proyecto de ley para llevar los restos de Madame Lynch al panteón de los héroes. Escuchen porqué estoy en contra. pic.twitter.com/xvrA2ylyYv
— Celeste Senadora (@CelesteSenadora) May 21, 2025
El senador Eduardo Nakayama, por su parte, señaló que no corresponde, porque ni siquiera se pudo aún localizar e identificar correctamente los restos del propio Mariscal López.
Rafael Filizzola (PDP) advirtió que hay otras mujeres que merecen más está en el Panteón.
El colorado Javier Zacarías Irún, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, habló de reparación histórica.
La iniciativa tuvo su origen en Diputados y pasa el Poder Ejecutivo, para su promulgación o veto.
Madame Lynch había nacido en Irlanda, en 1833, y falleció en Francia, en 1886. En 1970, sus restos fueron traídos el cementerio de La Recoleta de Asunción.