Cuando buscamos una prenda de vestir para comprarla, la buscamos lo más acorde a nuestras medidas, luego vemos cómo nos “adaptamos a ella o viceversa”.
Por el contrario, cuando vamos para que nos confeccionen la prenda la pedimos a nuestra medida exacta.
Lo mismo sucede con las parejas. Cuando queremos que sea una persona “a nuestra medida exacta”, queremos que piense igual que nosotros, que sienta como nosotros, que esté cuando nosotros queremos, que se mantenga distante cuando no. Y una serie de exigencias.
Pero no pensamos en los sentimientos, emociones y necesidades de la otra persona.
Si ambos acceden a eso en una relación, ¿qué se genera? Un sometimiento, una postergación, una dependencia, pero nunca una relación sana, madura y constructiva para ambos.
Por eso, siempre recomiendo que veamos si la persona que está a lado nuestro es “a nuestra medida exacta” o es la prenda imperfecta que tanto queremos. Te recomiendo que descubras eso sobre tu relación y el corazón te dará respuestas.