Me llamo Alba, tengo 32 años. Conocí a un tipo maduro, de 38 años, me dijo que está divorciado y tiene una hija de siete que vive con su mamá. Antes de conocerle tenía una vida muy tranquila, vivía sola en mi departamento alquilado. No tengo hijo, pero Joel ya tiene su historia, tiene una nena y es algo que no puedo reprochar, es de su vida pasada.
Al principio de nuestra relación, con él todo fue normal. Él se mudó conmigo al departamento, yo me encargo de pagar cada mes, y él de los gastos. Los fines de semana iba a buscar a su hija, la llevaba al parque o al cine.
A veces los acompañaba, pero siempre mantenía cierta distancia para evitar cualquier situación.
Con el tiempo empezó a traer a su hija a mi casa. Primero eran visitas cortas, después la nena empezó a quedarse a dormir los viernes.
No me molestaba, hasta que empecé a notar que cada vez que se quedaba, la exesposa llamaba todo el tiempo. Preguntaba qué estaban comiendo, si había hecho las tareas, a qué hora se dormía. Me parecía fuera de lugar, pero no me metía. Un día, mientras estaba en el trabajo, me llamó el guardia del edificio. Me dijo que una mujer estaba en la recepción insistiendo en que quería subir porque su hija estaba acá. No me gustó, pero la dejé pasar. Ya su hija se queda días de corrido con nosotros.
Hasta ahí aguanté, hasta que una mañana escuché voces en la sala. Salí medio dormida y me encontré con su exesposa tomando café en mi sofá. Él estaba ahí, muy tranquilo, como si nada. Me dijo que ella le trajo tempranito a su hija y que le ofreció un café por ser amable.
Pelea
Ahí me aguanté, pero esa noche tuvimos una pelea muy grande. Le dije que una cosa era ser padre responsable y otra, dejar que su ex entrara a mi casa como si fuera la dueña.
Pero lo más loco, y que es re increíble luego es que encontré una llave extra de mi departamento en el bolsillo de su saco. Y le pregunté qué onda para qué hizo otra copia, quiso mentir, pero cuando pilló que me di cuenta, me confesó que le iba a dar a su ex para que esté pendiente de su hija por cualquier cosa. Una excusa muy estúpida, porque la verdad que la niña nunca va a estar sola en el departamento.
Le saqué la llave, pero la gota que derramó el vaso fue cuando le encontré a su ex cocinando en mi cocina. Estaba con la niña y él no estaba. Entré en corto, pero disimulé por la nena que no tiene la culpa.
Esa misma noche le dije que se fuera con todas sus cosas. Quiso arreglar, pero no le dejé. Ahora me llama y no sé qué hacer. Le quiero, pero esto ya es demasiado para mí ¿qué piensa?
La respuesta:
