Me llamo Alberto, tengo 38 años, y hace una semana mi señora me echó de la casa como un perro.
Todo por querer hacer honor al mes de la amistad y cubrirle “sin querer queriendo” a un amigo que me usó sin pensar en las consecuencias.
La verdad es que el tipo se estaba portando mal, hace tiempo que es así, siempre fue bandido y con cualquier pendeja le pone los cuernos a su señora.
Yo la le dije, le advertí mil veces que ojepillata (se le va a pillar), y que deje ya la macanada.
Él y yo somos socios de infancia, y siempre nos ayudamos cuando estamos en puros, ya le salvé más de una vez.
Pero esta vez se pasó y me perjudicó grande. Hace poco tuvo una pelea fuerte con su esposa porque ella le revisó el celular y encontró mensajes con otra mujer, una de sus capillitas.
La esposa, que me conoce a mí también, se fue con todo, le dio una cachetada y le amenazó que por infiel le iba a dejar en la calle.
Fuego
Y él, en vez de asumir su culpa como un hombre, decidió echarme a mí al fuego. Le dijo a su señora que esos mensajes no eran de él, que había sido yo fui quien los escribió desde su celular a una “amante” mía.
Que me prestó el teléfono para hacer una llamada y que después se dio cuenta de que yo lo usé para chatear con la otra, aprovechando que mi pareja me revisaba el celular todo el tiempo. Y ahí empezó mi calvario.
La esposa de mi socio, en vez de quedarse tranquila, fue y le contó todo a mi mujer.
Le dijo que yo estaba escribiéndome con otra chica, que usaba el celular de mi amigo para esconder mi infidelidad. Mi señora, apenas recibió ese chisme, se me fue con todo su enojo, parecía Hulk, nunca la vi tan enojada.
Yo le juré que no era cierto, que jamás le engañé, que ni sabía de qué mujer hablaban. Pero ella ya no me creyó nada. Me gritó que era un mentiroso, que si tenía tanto descaro para usar otro celular era porque ya lo había hecho antes.
Agarró mis cosas y me echó. Estoy durmiendo en el depósito del taller.
Me duele todo el cuerpo, no me deja ni sacar mis cosas. Todo por cubrir a un amigo que solo pensó en salvarse él. Ahora no sé qué hacer. Si le cuento toda la verdad a mi señora, su esposa le va a dejar, pero si me callo el que se va a quedar sin esposa soy yo.
La respuesta: