Siempre es lamentable descubrir una infidelidad en la relación; es comprensible que te sientas abrumada, dolida, traicionada y confundida.
Primero, cualquier acción que consideres, por favor, concedete tiempo para procesar tus emociones, esto mismo que estás sintiendo, con toda su intensidad, no las reprimas, todas son naturales, humanas y producto de la infidelidad. No las minimices a la ira, a la tristeza ni a la decepción, aceptalas, no tenés la obligación de tomar ya una decisión al respecto.
Aunque haya pasado un año de esto, es necesario que te comuniques con tu pareja, no te hará ningún bien callártelo, es importante tener una conversación abierta sobre lo que has descubierto, expresale tus sentimientos de manera clara y escucha atentamente lo que te diga.
No olvides que uno de los efectos de la infidelidad afecta directamente a la confianza y a la comunicación, les tocará reconstruirla si así lo deciden, e identificar las causas o necesidades que hicieron que esta exclusividad se haya quebrantado para que no vuelva a repetirse.
Sin embargo; lo más importante es que reflexiones sobre tus propias necesidades y límites. Pregúntate: ¿qué tan satisfactorio y saludable es continuar con esta relación? Evalúa tus valores, tu compromiso en la relación, también es fundamental analizar si crees que podrás perdonar y superar lo acontecido. Pero esa deberá ser una respuesta muy sincera de tu parte, una respuesta que muestre suficiente madurez emocional para afrontar lo que venga después.
Finalmente, sin ser menos oportuno, no te niegues la posibilidad de recurrir a alguien más, buscá quien pueda apoyarte emocionalmente. No olvides tampoco que en este punto no hay una respuesta correcta o incorrecta, la que tomes será la mejor considerando tu propia particularidad y la de tu relación de pareja. Lo que finalmente consideres hacer, será lo más acertado para vos, no lo dudes.