Convivir con el exnovio o novia es una situación por la que pasan muchas relaciones cuando se rompen, según testimonios de los lectores de EXTRA.
Algunos desarrollan una amistad única y conviven durante años, casi siempre por los hijos. Otros, se convierten en esas relaciones tóxicas y finalmente se separan.
“Dos años vivimos así, después de haber terminado una relación de 5 años”, dijo Lili Paniagua.
Cuando descubrió que el papá de su hija le era infiel con su compañera de trabajo decidió terminar la relación. El problema era que la casa estaba a nombre de ambos y la pagaban juntos.
“Si él se iba de la casa no iba a poder ayudarme a pagar la mitad de la cuota, pagar su nuevo alquiler y enviarme plata para su hija. Entonces, decidimos vivir juntos”, indicó Lili.
Un tire y afloje
Aunque tenían un acuerdo, la convivencia no era nada fácil.
“Había muchas peleas, reclamos. Él todo el tiempo quiso arreglar la situación, pero siempre pillaba sus mentiras. Hasta sufrí depresión”, recordó.
Admitió que varias veces “cayó en la tentación”, hasta que su corazón se endureció.
“Después de un año dejé de sentir cosas por él y realmente fue cero contacto. Él incluso ya tenía otra novia, a la que obviamente tenía prohibido traer a la casa”, reveló.
La pieza que debía ser para su hija fue ocupada por el papá. “Él dormía aparte, compartíamos gastos y la educación de mi hija. Nos llevábamos bastante bien”, señaló.
El exnovio abandonó la casa cuando su nueva pareja lo presionó.
“Yo le re agradezco a la actual novia por llevarle. Nosotras escribíamos incluso. Ella sabía que yo le quería fuera de la casa”, expresó.
“Le decían madrina”
Carolina G. (45) convive con su expareja desde hace tres años y asegura que no tienen ninguna relación romántica.
“Nos separamos porque la relación ya no funcionaba. Yo quise mudarme, volver a Ciudad del Este, junto a mis padres, pero él no me permitió”, dijo.
La casa familiar es amplia y tienen espacios bien divididos. Ella vive en el segundo piso con sus hijos de 12 y 6 años. El papá tiene una habitación y un baño, en la planta baja.
“Yo no volví a formar pareja. Él tuvo varias, pero un noviazgo fue serio. Nos presentó y almorzábamos todos juntos los domingos. Mis hijos le decían madrina, pero también se dejaron”, acotó.
Con respecto a la intimidad, Carol admitió que al principio “se visitaban”, pero eso acabó al año de convivencia.
“Con el tiempo se adquiere una madurez que es difícil de explicar. Él es el papá de mis hijos y siempre lo voy a apoyar en todo. Somos una familia”, manifestó.
Tener cuidado
La psicóloga Eraida González, experta en terapia familia y de pareja, habló al respecto a la convivencia entre exparejas.
“En principio esta relación parecería ser lo más conveniente para todos, pero también existen riesgos en cuanto a la confusión que se le puede causar, más adelante, en la mente del niño. Existe la posibilidad de que en algún momento, tanto la mujer o el hombre sientan la necesidad de formar nuevas parejas, cada uno por su lado. No olvidemos de que los niños aprenden lo que ven”, manifestó a EXTRA.