19 abr. 2024

Vecinos construyeron una casa a pareja de abuelitos en Choré

Los señores tenían una pequeña vivienda de madera y siempre soñaron con una linda construcción.

Vecinos solidarios hicieron realidad el sueño de una pareja de adultos mayores de tener una linda casa de material.

Doña Petrona Lezcano, de 65 años, y don Antonio Colmán, de 70, vivían en un ranchito de madera, asentados en un lote que les quedó de herencia, en la comunidad Primero de Marzo del distrito de Choré, departamento de San Pedro.

Ellos trabajan en la chacra y hasta hace poco no contaban con muchas comodidades, pero a quien llegaba junto a ellos siempre le recibía con la mayor amabilidad.

Hace más de un año, Angélica López y su hijo Diego les conocieron en su recorrido como macateros. Ella recordó que los vio sentados sobre un tronco y se acercó a hablarles.

“Les pregunté si tenían familia (hijos) y me dijeron que no. Tuvieron un hijo pero se murió cuando era chico. Una muñeca tenía la señora y eso me tocó profundamente”, relató.

La vendedora y su hijo se propusieron darle una mano a la pareja, aunque al principio no sabían cómo.

“Todas las noches rezaba, y después le conté a mi comunidad Familia Misionera, de la Iglesia Católica, que tenía una cosa que me apretaba el pecho. Mis hermanos me dijeron ‘jajocolaboráta’”, recordó.

Unos pusieron la mano de obra, otros donaron ladrillos huecos, cemento y demás materiales, una señora se ofreció a ir a cocinar en la obra. Llamaron al diputado liberal Ariel Villagra y él envió para el techo. Así, entre los vecinos, terminaron el trabajo en cuestión de dos semanas.

Ahora están con las pinturas y otros detalles que aún faltan. También gestionaron que tengan servicio de agua potable y energía eléctrica.

Está previsto entregar oficialmente la casa a sus dueños el domingo, con una celebración dominical y un karu guasu para todos los que dieron su granito de arena y quienes quieran ir a compartir la alegría de don Antonio y ña Petrona.

El karai llegó a contar a sus nuevos amigos por qué todos los días se desaparecía a mediatarde: “Sigo la cadena de oración de Chiquitunga”, les dijo. “Siempre le pedía alguna vez, antes de morirme yo o mi señora, para mi casita, y me cumplió”, añadió, según el relato de doña Angélica.

La misma expresó: “Nosotros no tenemos de sobra, pero vendimos dos docenas de huevos, ña fulana vendió leche; ña fulana, queso (…) Hay que distribuir lo que Dios nos dio”, concluyó.