Era de noche cuando las vacas volvieron a aparecer. No era la primera vez. Ya habían entrado el lunes pasado al cementerio de San José del Rosario, en San Pedro de Ycuamandyyú, y el sábado último, llegaron más “organizadas”.
Como sus dueños no pudieron romper el candado de la entrada, cortaron el alambrado y las metieron nomás, como si el lugar fuera un establo.
Una vez adentro, hicieron sarambí sorokue: rompieron cruces, pisotearon panteones, tiraron floreros y se comieron las plantas y flores que los familiares habían dejado para sus seres queridos. Todo quedó revuelto, como si hubiera pasado una tormenta.
Mario Fernández, el encargado del cementerio, un señor de 73 años, ya había vivido esta situación. Su hija, Adela Fernández, contó que la primera vez encontraron unas ocho vacas adentro, paseando entre las tumbas como si nada. Allí también descansan los restos de su hija, pero por suerte las vacas no dañaron el sepulcro.
“Esta mañana (por ayer) mi papá se fue a abrir el portón y encontró más vacas adentro”, contó.
Lo peor de todo es que nadie sabe quién es el dueño de los animales, que hasta ahora es un misterio.
“Pobre mi papá, cada mañana hace todo lo posible para mantener el lugar, siempre limpia y esa persona cruel hizo eso, porque alguien bueno no haría algo así”, señaló.
“Mi papá está averiguando de quién pa son esas vacas y ahora justamente se fue con mi hija y un encargado de la municipalidad para ver, porque se hizo desastre”, indicó.
La persona que sacó a luz el caso es Liza Fernández, hija de Adela, quien publicó las fotos a su estado de WhatsApp.
Lo más triste de todo, según Adela, es que los familiares de los finados tendrán que cubrir los gastos de las reparaciones.
Ordenanza municipal
En la localidad de San José del Rosario hay un campo comunal donde los propietarios pueden llevar su ganado y otros animales, como chanchos y ovejas, para que puedan pastar.
Existe una ordenanza municipal que prohíbe tenerlos sueltos, pero algunos no hacen caso y sueltan nomás, según contó Adela Fernández a EXTRA.