Un embarazo de alto riesgo, con 7 meses de gestación, fue interrumpido el viernes en el Hospital Regional de Ciudad del Este.
Se practicó una cesárea y antes se advirtió a los familiares de que había pocas probabilidades de que la bebé sobreviva. La prioridad era salvar a la madre, Nilza Soledad Espínola Fariña.
El papá, Ignacio Medina, de Minga Guazú, recibió al mediodía la información de que la beba estaba muerta. A las 13:40 le entregaron el cuerpo del angelito con el certificado de defunción.
Ignacio señaló a Telefuturo que llevaron el cuerpo en el ataúd hasta la casa de su mamá. La velaron y el entierro estaba marcado para las 16:30.
“Ya en el ataúd se le hizo el agua del socorro. Faltaba sólo media hora para enterrarla. Después llegó mi tío, ya cuando se iba a despedir vio que el bebé movió su cabeza. Se fue corriendo hasta mí y ‘Movió su cabeza’, me dijo. No creía. Me fui a mirar y sí, su corazoncito estaba latiendo”, relató el papá.
La llevaron rápidamente al Hospital Regional y luego fue trasladada a un sanatorio privado.
La familia está convencida de que se trata de un milagro.
La pareja ya había enterrado a un hijo recién nacido hace unos años.
“Para nosotros es un milagro de Dios. Me entregaron su cuerpito todo morado, estaba muerta. Además, el cajón estuvo todo cerrado por una hora”, expresó el papá.
A la niña la llamaron Milagro de Jesús.
Explicación médica
El Dr. Federico Schrodel, director del hospital, señaló que se trata de “catalepsia”.
“Es un estado de inconsciencia, por la prematuridad puede suceder. El paciente se queda sin signos vitales. Se da en 1 de cada 5 millones de nacimientos”, explicó.
Según la ciencia, la catalepsia es una muerte aparente que puede llegar a durar hasta tres días.
La beba se encuentra estable de salud. Ingresó a cuidados intensivos del sanatorio con orden judicial. Aunque su pronóstico es reservado, se informó que respira por sí sola.