04 oct. 2025

“Siempre supe que mi esposo sería para mí”

Porfiria (60) y Gregorio (54) cumplieron su sueño. Isla Pucú fue testigo de la boda masiva que unió 51 parejas.

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Las 51 parejas posaron en una instantánea y al finalizar, se fundieron en un abrazo.

Gentileza

Se dieron un beso, como la primera vez, y caminaron hasta el altar. Porfiria Coronel (60) y Gregorio Espínola (54) soñaron con unir sus vidas ante Dios tantas veces, hasta que ayer lo cumplieron en la parroquia Virgen del Rosario de Isla Pucú, Cordillera. Allí, junto a ellos, otras 51 parejas prometieron amor eterno en una boda comunitaria organizada por la Fundación Santa Librada.

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Porfiria y Gregorio.

La novia lució un vestido blanco sencillo y elegante, mientras que Gregorio vistió un traje negro que combinaba perfectamente. Entre sonrisas y miradas cómplices, ambos disfrutaron de un momento que esperaron durante décadas. En contacto con EXTRA, Porfiria recordó que conoció a Gregorio hace 30 años, cuando él llegó desde Limpio para trabajar como constructor en Isla Pucú. Desde entonces permanecieron juntos y, aunque ya se habían casado por civil, todavía les faltaba cumplir el juramento que consideraban más importante. “Siempre supe que mi esposo sería para mí”, afirmó emocionada.

En aquel tiempo, Porfiria tenía una hija de apenas cinco años, a quien Gregorio aceptó y cuidó como si fuera suya. Ese gesto, que marcó el inicio de su historia de amor, se mantuvo intacto con los años.

Entre las 91 parejas que participaron de la ceremonia también destacó la unión de Natalia Maidana (25) y Pablo Silguero (27), considerados una de las más jóvenes. Ellos llevan diez años de relación y tienen tres hijos, quienes acompañaron a sus padres.

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Natalia y Pablo.

Pablo es oriundo de Caraguatay y conoció a Natalia en Isla Pucú, cuando trabajaba como secretario de su tío. Allí se flecharon y comenzaron una relación que con el tiempo se volvió sólida. “Cuando nos enteramos de que habría una boda masiva, nos miramos y al mismo tiempo dijimos, ‘este es nuestro momento’”, recordó el joven.

Oportunidad

Aunque siempre soñaron con casarse, las dificultades económicas hicieron que lo pospusieran. Actualmente, viven en Eusebio Ayala, donde Pablo se desempeña como capataz en una estancia. “Ojalá que los jóvenes tomen ejemplo y hagan lo mismo que nosotros. Que no dejen pasar la oportunidad, si tienen la chance, deben aprovecharla”, expresó.

La Fundación Santa Librada fue la encargada de organizar la boda comunitaria. Proveyó todo lo necesario para la ceremonia: los vestidos de las novias, los trajes de los novios, los anillos, el peinado, la torta, los bocaditos y las gaseosas para el brindis.

Fundación ya unió a 4.692 novios

Desde 2017, la Fundación Santa Librada ya hizo posible que 4.692 parejas den el sí, por civil y por la iglesia, en distintas comunidades del país, apoyando especialmente a aquellas que no cuentan con recursos para costear una boda.