Los vecinos de la casa de la masacre en Capiatá consiguieron ayer el permiso del Ministerio Público para limpiar el lugar y dar un descanso en paz a los cinco fallecidos a manos del policía que se suicidó.
“Teníamos nuestro altar en frente a la casa, en la vereda, pero hubo mucho viento que incluso rompió algunos floreros que habíamos puesto, entonces decidimos meter todo en la casa”, dijo Leticia Acosta a Telefuturo.
Familiares y amigos se reúnen todos los días en el lugar a rezar el novenario y anuncian que habrá una misa próximamente.
“Al menos un poco se pudo limpiar el hall donde estaban los cadáveres del policía y su suegro”, mencionó la vecina.
Mientras, el Ministerio Público imputó a personas innominadas por omisión de auxilio, atendiendo las declaraciones de los familiares y vecinos de que supuestamente una hora antes del homicidio, el suboficial Isidro Casco, llamó a la policía porque había ladrones en la casa.
“Los policías se fueron hasta su casa y vieron que Casco estaba volado con dos armas en su mano. Dijeron que en ningún momento les dio la espalda y no le pudieron desarmar”, añadió Acosta.
Otra de las críticas al procedimiento policial fue que no se verificó si había víctimas con vida.