“Jajupita la cerro, abuela”, le preguntaron antes de empezar la aventura. Y sin dudarlo, Lucía Ávalos con sus 87 años, respondió “jajupita”, acomodándose la bufanda que llevaba sobre la cabeza.
Con su camisón rosado, un pantalón sencillo y una chatita, comenzó a subir el cerro Pa’û, ubicado entre las ciudades de Acahay y La Colmena, Paraguarí.
El trayecto no fue fácil. Atravesó zonas rocosas, se sujetó de ramas para mantener el equilibrio y, cuando sentía cansancio, descansaba unos minutos sobre las piedras que forman parte del camino. Lo sorprendente fue que, a pesar de su edad, avanzó con firmeza y sin dudar, logrando llegar a la cima con la misma determinación con la que había iniciado.
Viral; Es la primera vez que sube a un cerro
La idea de la subida nació de un enojo simpático. Un fin de semana, sus nietos habían ido al cerro Yaguarón y no la invitaron.
“Se enojó porque le dejamos en su casa y no le llevamos con nosotros. Entonces le prometimos que el próximo domingo la íbamos a llevar”, relató su nieta, Luna Ramírez, a EXTRA. Cumplieron la promesa, y Lucía demostró que estaba lista para el desafío. Subió y bajó el cerro en apenas una hora, sin mostrar señales de cansancio.
Lejos de ser una abuela frágil, Lucía conserva un estado de salud envidiable.
Es muy sana
“Ella no tiene presión alta, no tiene problemas del corazón, no tiene diabetes, no tiene absolutamente nada, no tiene ninguna enfermedad de base”, contó Luna.
Y recordó que incluso durante la subida al cerro tuvieron que discutir un poco con ella, porque no quería que la sujetaran del brazo ni que la ayudaran a caminar.
La vida de Lucía está marcada por el esfuerzo. Desde los 14 años trabajó como limpiadora en Asunción, en tiempos en los que, como ella misma cuenta, “no te podías quejar” aunque sufrieras maltratos laborales.
Hoy, sigue siendo una mujer independiente. Vive en Valle Apu’a de Areguá, con un nieto discapacitado, al que cuida con esmero. Lava su ropa, limpia su casa y realiza sus tareas sin depender de nadie, aunque sus nietas intentan ayudarla cuando pueden. “Ella hace prácticamente todo sola, es muy sociable y en cualquier reunión que la llevamos es la sensación, porque le encanta hablar y compartir sus historias”, dijo Luna.
Solo vitaminas
Luna, su nieta, la describe como “una kuña mbarete”, con más energía que muchos jóvenes.
Lucía solo toma vitaminas y leche especial. No necesita nada más.
Le gusta su libertad y su independencia.
“No le gusta para nada que se le tenga en el aichinjarangismo”, señaló Luna.
Muy guapa
Madre de once hijos y viuda desde hace más de dos décadas, siempre se las ingenió para salir adelante. Todos sus partos fueron en su casa, asistida solo por una partera, y a lo largo de su vida sostuvo a su familia con trabajo y sacrificio.
También tiene debilidades.
Una de ellas es la cerveza.
Lucía también disfruta de pequeños placeres que, según ella misma dice, son su debilidad, aunque siempre en el buen sentido. Le fascinan las papas fritas, la gaseosa de cola y, desde hace años, la cerveza. El mismo día que conquistó la cima del cerro Pa’û, pidió una docena de cervezas. “Ella toma, qué sé yo, cuatro latitas sola, y si estamos con ella, un poquito más porque se siente acompañada”, contó su nieta, Luna.
Para cerrar la jornada, sus nietos la invitaron a degustar su plato favorito. Lucía se sentó tranquila y disfrutó cada bocado, acompañándolo, por supuesto, con su infaltable gaseosa.
Maravilla de lugar
El cerro Pa’û se alza a unos 330 metros de altura y forma parte del bloque de la Cordillerita, en las cercanías de Acahay, departamento de Paraguarí. Su nombre proviene del guaraní y significa “brecha” o “estrecho”. La denominación se debe a la gran abertura que atraviesa su centro, una particularidad natural que lo hace inconfundible.