Tenía los ojos rojos, dolor de cabeza y no sentía su pie ni su mano izquierda que estaban morados y tembloroso: así encontró una madre a su hijo en el Colegio Nacional Profesora María Elena Armoa de Capitán Meza, donde hay una ola de misteriosos desmayos. Los alumnos dan clase virtual por temor a más intoxicados.
Noelia Leiva contó que el viernes 26 de septiembre, apenas entró a limpiar el baño del preescolar en la escuela que está al lado del colegio, empezó a sentir una presión fuerte en el pecho y muchísima sed.
En ese momento, le avisaron que su hijo Ariel se sentía mal. Fue corriendo y al llegar, encontró a su hijo en el suelo. Llevaron al nene al puesto de salud de Capitán Meza Puerto y ahí los médicos primero creyeron que estaba drogado.
Enseguida nomás llegaron más estudiantes, uno tras otro hasta que el puesto se quedó sin lugar. “Una nena llegó totalmente desvanecida. Ahí empezó a temblar, agarrándose la cabeza hacia el suelo decía ‘Mamá, ya no aguanto, mamá'”, relató la doña a a la 103.1 FM.
Hallaron veneno
Lo llevaron a la USF 16, donde lo estabilizaron y le dieron el alta pero el sábado de tarde los síntomas empeoraron pero nadie sabía lo que pasaba y lo llevaron al Gran Hospital del Sur de Encarnación donde le diagnosticaron. Según el documento médico mostrado por la mamá, su hijo había sido intoxicado con “organofosforados y carbamatos”, venenos utilizados en la agricultura.
“El doctor dijo que se intoxicó con insecticida, según sus síntomas”, comentó.
Intoxicada
Otra madre contó que su hija, de apenas 16 años, también llegó al Hospital del Sur, donde los médicos diagnosticaron que había inhalado un químico muy tóxico.
La adolescente fue una de las primeras en descompensarse aquel viernes, aunque recibió el alta ese mismo día.
El sábado siguiente, volvieron los síntomas. Durante el traslado a la USF del Puerto, la supervisora de la zona que la trasladaba presenció cómo la adolescente sufrió tres desmayos y calambres en el camino.
“Las crisis eran horribles. Yo sentía que mi hija moría”, relató la señora con lágrimas en los ojos.
A pesar de estos testimonios y diagnósticos médicos, Jorge Ayala, jefe de la Séptima Región Sanitaria sigue sosteniendo que los análisis dan negativos a intoxicación.
EXTRA se hizo eco del caso y, hasta ayer, 17 personas, entre alumnos, madres e incluso la directora, presentaban diversos malestares, y las clases presenciales suspendidas desde el 30 de septiembre.
Síntomas: ¿Qué son y para que se usan?
Los organofosforados y carbamatos son venenos que se usan en la agricultura como insecticidas para proteger cultivos como la soja, el maíz o el algodón. Sirven para matar plagas, pero si entran en contacto con las personas pueden causar intoxicación. Los síntomas van desde dolor de cabeza, mareos, vómitos y temblores, hasta dificultad para respirar o convulsiones en los casos más graves. Por eso, su uso está regulado y se exige que se apliquen lejos de zonas pobladas, con barreras de protección.
1.150 Pobladores Viven en la Colonia Edelira-i donde se encuentra la institución.
Sin embargo, son 14.646 almas las que residen en todo el distrito de Capitán Meza y quienes podrían ser afectados en la zona.
Fiscalía encontró varias irregularidades
Jorge Falcón, uno de los padres, consideró tardía la intervención de las autoridades.
La fiscal Angelina Arriola dijo a EXTRA que se enteró del caso recién el 1 de octubre (desde el 26 comenzaron los desmayos), cuando la comisaría 23 le avisó a pedido del fiscal José Luis Casaccia. Tras visitar el lugar, detectó múltiples irregularidades graves.
“Lo que más me llamó la atención es que ningún campo cuenta con la barrera de seguridad que exige la ley, ni están a la distancia obligatoria de 200 metros de las zonas pobladas”, detalló. En total son 24 hectáreas de sojales que rodean la institución educativa.
Propietario se defendió
Hasta ahora, solo apareció uno de los dueños de los campos, y la fiscalía descubrió que el mismo no tenía sus papeles que registran los químicos usados en sus parcelas.
El productor alegó que quitó la barrera de seguridad porque, según dijo, los propios padres le pidieron hacerlo por miedo a que allí se ocultaran animales como serpientes que pudieran ser peligrosas para los niños.
Sin embargo, la fiscal aclaró que ese argumento no justifica la violación de la normativa. Recordó además que, de acuerdo con la Ley 716/96, los responsables se exponen a penas de hasta 5 años de cárcel o al pago de una multa.
Bajo la lupa
La fiscal comentó que ya solicitó la lista de todos los propietarios de las tierras en un radio de por lo menos 2 kilómetros a la redonda, además de pedir que la Senave verifique si sus planillas y registros están en regla.