En Pilar, vive don Ramón, un hombre humilde que enfrenta cada día con el peso del Parkinson, la hipertensión y la diabetes. Pero en medio de sus dificultades, tiene un compañero que le da fuerzas para seguir adelante: su michi, quien es su apoyo emocional.
Su gatito no es solo una mascota. Es el amigo fiel que está ahí cuando don Ramón lo necesita, el que le hace feliz en medio de su difícil situación. Pero había había un problema que le quebrantaba a don Ramón. Cada vez que llegaba la época de celo, michi desaparecía por días. Y cuando volvía, regresaba flaco, lastimado, maltratado por las peleas callejeras.
Esos días de ausencia eran un infierno para don Ramón. La preocupación no lo dejaba ni siquiera dormir, lo que empeoraba su presión y su estado de salud.
Las personas cercanas a don Ramón intentaron buscar ayuda en grupos de protección animal, pero les pedían condiciones que él simplemente no podía cumplir. Finalmente llegaron hasta la página de Modesto Arrúa. Allí, aunque no tenían recursos, no dudaron en intentar ayudar.
Finalmente lograron que el gato fuera castrado. La Dra. Luli Pineda Servín respondió rápido y realizó la cirugía sin demora. Y cuando don Ramón recibió de vuelta a su compañerito, lloró de felicidad. Hoy don Ramón está feliz con su michi, su adoración, su amigo del alma.