En Marcaná, distrito de J. Eulogio Estigarribia, un anciano de 73 años vive un verdadero calvario.
Se trata de Teresio Caballero Candia, quien asegura haber sido despojado de la casa y el terreno que compró hace casi tres décadas por sus propios hijos.
Hace un mes, lo denunciaron por violencia familiar presentada por una de sus hijas derivó en su exclusión del hogar, situación que, según él, fue aprovechada por su yerno, un activista político llamado Brígido Giménez, para instalarse en la propiedad, según dijo al portal Oviedo Press.
No le dejaron pasar
Aquel día, contó, que se puso muy nervioso porque le habían cerrado el portón y no podía entrar. A los gritos pedía que le abran, entonces no tuvo otra más que echar el portón con un palo para entrar al que fue su hogar por 28 años.
Caballero, padre de 12 hijos, relata con dolor que en su ausencia incluso llevaron extraños a ocupar el lugar donde él trabajó y levantó su familia.
“Yo no fallé con ellos, pero en mi cara hicieron esto y encima me culparon”, expresó entre lamentos. También rechaza las acusaciones de abandono a su esposa y recuerda que desde hace años cuida de su hijo Ireneo, enfermo renal.
“Nadie fue capaz de darle un cuarto de fideo a su hermano, yo le llevo hasta el Hospital los lunes, miércoles y viernes”, indicó.
El conflicto se encuentra en el Juzgado de Paz de Campo 9, que impuso restricciones contra él en agosto donde se le prohíbe acercar al yerno unos 200 metros.
Mientras tanto, el anciano inició una denuncia por apropiación, decidido a recuperar el espacio que siente como suyo, aunque reconoce que la lucha es desigual frente a lo que considera una maniobra para dejarlo sin nada.
“Mi hija Margarita y ese Brígido entraron a mi casa y sacaron el documento de la casa de mi ropero. Según me dijeron, ya está a nombre de ella”, lamentó.
“Yo soy sano, no tengo vicios, no tomo caña. Soy campañero, me gusta el campo. Vivo de plantar mandioca, sandía y eso”, relató con mucha impotencia.
Solicitó algún abogado solidario pueda pasarle la mano en esta situación, ya que el representante anterior “también le jodió”.
El legado de su esposa ya fallecida
Hace tres años, don Teresio Caballero recibió instrucciones de su esposa. “Que se encargue del hijo enfermo y del pahagüe (el menor)”, y yo cumplo. Nunca le pedí nada a nadie. Le di incluso un terreno a mi otro hijo y ese y todo está en mi contra. Yo quiero saber en qué fallé”, dijo.
Indicó que él no abandonó a su esposa. Llegaron a un acuerdo de dormir separados, por recomendación médica. “Nunca le desamparé a ella ni a mis hijos”, aseguró.