En sus manos, Adrián Rejalaga (30) sostenía fuertemente una bolsita de hule mientras contaba en un vivo de TikTok la historia de un muerto olvidado. En ese viejo envoltorio estaban las cenizas de un hombre que había sido cremado hace cuatro años.
El propio Rejalaga, funcionario de una funeraria del barrio Pablo Rojas, de Ciudad del Este, departamento de Alto Paraná, explicó que los restos siguen guardados en el mismo lugar.
Los parientes, que viven en España, pagaron G. 10.000.000 por la cremación, pero rechazaron la opción de recibirlos por envío. Insistieron en que vendrían a retirarlos personalmente “un día de estos”. Sin embargo, nunca lo hicieron.
“No quisieron las cenizas de su difunto”, explicó Rejalaga a EXTRA.
Si bien, no reveló la identidad del señor, se sabe que se trata de una persona de la tercera edad, que murió de un paro cardiaco.
“La verdad es que vamos a dejar nomás acá, porque a nadie le molesta, en el sentido que a nadie le afecta”, expresó Rejalaga. Sin embargo, no entiende por qué nadie reclamó por él, y admite que eso le duele.
Es muy raro
Rejalaga contó que se trata de un caso muy extraño y es la primera vez que le toca algo así, porque normalmente, tras la cremación, los parientes retiran las urnas ese mismo día.
“Imaginate, si fallecemos y nuestros familiares no nos quieren retirar, nos vamos a sentir mal, creo yo. Supuestamente dicen por ahí que no se le quería mucho al señor, pero de igual forma, no se merece esto”, expresó.
La funeraria, por su parte, seguirá esperando para que el finado reciba al menos una digna sepultura. “Nosotros no podemos decidir y tirar los restos en el baño o en el río Paraná, no podemos, pues, hacer eso”, señaló.
Tampoco quieren llevarlos así nomás al cementerio y que luego aparezcan los familiares a reclamar.
Se considera abandono
estos deben estar en un lugar sagrado.
El padre Pedro Brítez, de Itauguá, explicó a EXTRA que el Vaticano, a través de la instrucción Ad resurgendum cum Christo del año 2016, establece que las cenizas no deben ser abandonadas ni esparcidas, sino que tienen que descansar en un lugar sagrado.
Esto busca mantener viva la memoria cristiana del difunto, en un lugar donde se pueda rezar.
En ese sentido, dejar las cenizas guardadas indefinidamente en una funeraria contradice lo que enseña la Iglesia. Es abandono. Según señaló, lo más adecuado sería que la familia les dé un destino definitivo, incluso en Paraguay, si ya no tienen la intención de trasladarlas a otro país.
¿Qué se recomienda en estos casos?
La funeraria debería notificar por escrito a los familiares, fijando un plazo razonable (ejemplo: 6 meses).
-De persistir el abandono, elevar el caso a la Municipalidad, en este caso, de Ciudad del Este, para que autorice el depósito en un columbario u osario común.
-Desde la perspectiva de la Iglesia, sería bueno que se pida al párroco local que acompañe el proceso con una oración y bendición, dando así al difunto un destino digno conforme a la fe cristiana, señaló el padre Pedro Brítez a nuestro medio.