17 jul. 2025

El kavaju ro’o de Luque ahora es comida de yacarés del Botánico

No se le da a tigres, leones ni yaguaretés, para no enfermarles. Carniceros podrían ser imputados por tres diferentes delitos.

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Tres lagunas dentro del zoológico son el hábitat de los yacarés.

Daniel Ñamandú

Los encargados de alimentarlos apenas se acercan a las tres lagunas del Jardín Botánico y Zoológico, donde los yacarés aguardan su ración.

En una esquina dejan el alimento, que previamente distribuyeron en porciones. Por dos meses y medio a tres, su comida será la carne de caballo incautada de Luque. La empresaria y directora del lugar, Maris Llorens, contó a EXTRA que recibieron 7,300 kilos de los 10.000 incautados en las 7 carnicerías.

Servirá para alimentar a poco más de 80 cocodrilos que tragan como 600 a 800 kilos por semana. “Se les da de comer tres veces por semana. Se guardó en una cámara frigorífica donde se mete toda la carne donada”, dijo.

Aclaró que solo reptiles comerán eso, no así a leones, tigres y yaguaretés, porque el producto podría tener alguna enfermedad y trasmitirles. “Ningún animal felino come esa carne decomisada, los únicos animales que comen esa carne son los yacarés”, manifestó.

“Somos muy celosos porque hacemos de todo para que nuestros animales estén sanos”, añadió.

De cuidado

Llorens aprovechó la ocasión para pedir a los visitantes del zoo que no se acerquen al vallado de la laguna japonesa.

Explicó que allí dejan una pequeña parte abierta, porque por ahí entran al zoológico otros pequeños yacarés desde afuera.

“Ellos buscan agua y comida, entonces la gente debe ser responsable de no acercarse al yacaré y avisar inmediatamente si ven uno al guardia de turno”, manifestó.

Acotó que al lado del Botánico hay una reserva natural y que allí hay animales que están libres, a los que tampoco hay que tocar.

Son entre 90 y 120 caballos

El fiscal Eugenio Ocampos contó que 10.000 kilos de carne corresponderían a unos 90 a 120 caballos. “Se presume 100 a 130 kilos cada caballo, aunque algunos eran bastante flacos y no sabemos qué tipo de enfermedades tendrán”, manifestó el funcionario.

A todas las carnes incautadas se les sacó un pedazo para poder someter a análisis. Lo que buscarán saber es si tenían algún tipo de enfermedad, porque no se sabe el origen de los caballos. Es decir, su crianza, su sanidad, etc.

De los 10.000 kilos, 2.700 fueron llevados a laboratorio para estudios correspondientes.

También se consultó a las autoridades del Brasil si tienen reporte de algún tipo de peste equina de la que se deba saber.

5 a 10 años o multa

Ocampos señaló que los carniceros fueron llamados a declarar la próxima semana.

Se exponen a 3 imputaciones: por contrabando, comercialización de alimentos nocivos y/o violación de las formas de faenamiento, y comercialización de carne.

El de mayor expectativa de pena es el contrabando, por lo que pueden ligar de 5 a 10 años; los otros hasta 3 o multa.

Recalcó que todos vendían carne de caballo, pero ninguno tenía cartel que diga que era carne de caballo lo que vendían.

Entonces sí o sí se configura como comercialización ilegal y pasaría a otra fiscalía para investigar si hubo estafa.

¿Cómo inició la investigación?

La Policía y la Fiscalía recibieron una denuncia sobre caballos que metían al país clandestinamente por las fronteras secas desde el Brasil. Según los informantes, eran caballos que parecían estar enfermos porque muchos eran flacos, “casi piel y hueso”, dijo el fiscal. Luego, vendían a precios bajísimos para faenar acá.

Los llamaron para declarar

El fiscal Eugenio Ocampos llamó a declarar a los 7 dueños de las carnicerías desde la próxima semana y continúan los trámites investigativos. Luego de eso, tratarán de dar con los locales de faena, hasta llegar a las personas que traen los animales de Brasil.

Dos se lavaron las manos

Ocampos dijo que los carniceros admitieron la venta carne de caballo, pero dos de los dueños enviaron a abogados con papeles de compra, como lavándose las manos sobre el contrabando. Supuestamente, creían que compraban carne de caballo nacional.

Competencia desleal es, dijo

En el caso de los que tenían papel de compra, refirió que era “una competencia desleal” sobre las otras carnicerías que vendían carne vacuna a precio de lista. “Ellos vendían la carne a precios ínfimos como si fuera carne de vaca”, apuntó el fiscal del caso.