Hola Extra. Vi el caso que publicaron sobre la empleada doméstica que fue agredida por su patrona.
Y la verdad que puedo decir que estas señoras tienen muchos pecados por pagar, porque así como hay empleadas desleales, hay patronas que de santas no tienen nada.
Soy Juana, y soy empleada doméstica. Hace 6 meses estoy con una familia, y me pagan bien, pero no estoy a gusto. Mi patrona tuvo una situación con su marido.
Hace tres años que le puso los cuernos según las malas lenguas, y fue con la empleada de ese entonces. Cuentan que el señor es muy calentón.
Después de una gran pelea y de que batalló mucho el hombre, se volvieron a reconciliar. Dice que desde esa vez ella pasó por diez empleadas por ahí, porque es muy celosa.
De repente le entiendo al marido, porque su señora es una insoportable, seguro se hartó de ella, pero tampoco está bien lo que hizo.
Indicaciones
A la hora de contratarme me preguntó de todo, si tengo pareja, si cuántos hijos tengo, si vivo cerca, donde mismo, me pidió ubicación de mi casa, y me dejó claro que solo debo tratar con ella, que con su marido nada de nada. Ahí empezó mi suplicio, ella me controla todo el tiempo. Me prohíbe usar calza, tanto así que me compró ropa suelta para que use.
Tipo que para que me vista como las limpiadora de esas empresas tercerizadas. Me habla mal, me pide mal las cosas, trata lo máximo que no me encuentre con su marido. Es muy argelada la señora. Ni ella se aguanta.
Cuando ella no va a estar me dice que no vaya y me descuenta, porque no quiere que nos quedemos solos con su marido.
Definitivamente me trata como si fuera que yo me voy a poner por su marido, a pesar de que yo ni ahí estoy, encima que es un viejo. Yo tengo 40 años, por eso capaz me contrató la doña, porque dicen que de nenitas de 25 años y eso no quiere saber nada.
Soy una mujer que sabe hacerse respetar. Y no me gusta que la gente me quiera humillar, no soy de dejarme, y para mí no es ningún problema quedarme en la casa con su marido. Le voy a poner los puntos y ya.
Trabajo
La verdad que pagan muy bien y no quiero dejar el trabajo por eso. Solo quiero que sepan que no es tanto así que las empleadas tenemos la culpa. Sí hay alguna que otra mosquita muerta, pero estamos las decentes también.
No tenemos la culpa de que no puedan atajarle a sus maridos. Nosotras las empleadas no tenemos por qué pagar por sus problemas. ¿Qué piensa la licenciada?
La respuesta de la licenciada Alma Arámbulo: