05 jul. 2025

“Desde que tengo hijas me pesa mucho serle infiel a mi señora”

Julián contó que no sabe cómo salir del “vicio”, porque ya lo intentó.

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Hola, licenciada. Soy Julián, tengo 40 años, quiero contarle algo que me tiene la verdad sin saber para dónde apuntar.

No espero que me tenga lástima, pero sí necesito un consejo sincero. Porque estoy en una lucha conmigo mismo, que ya no me deja dormir tranquilo.

Soy sonidista en una discoteca grande de mi ciudad que no voy a contar porque o sino ajepillapaiteta. Eso me abrió las puertas al peor vicio que una persona casada puede tener: la infidelidad.

Me fui acostumbrando a la joda, a las mujeres que se acercan por el ambiente, a esa adrenalina de hacer lo prohibido sin que nadie se entere. Y lo peor de todo, licenciada, es que mi señora nunca sospechó nada. Es una mujer buena, dedicada, me cuida, cuida de la casa y, sobre todo, de nuestras hijas. Hace dos años tuvimos mellizas y ahí fue cuando algo empezó a cambiar en mí.

Cada vez que las miro, me viene un miedo que antes no sentía. Me entra una angustia en el pecho, una culpa que me quema, porque pienso: “¿Y si un día algún bandido como yo les hace lo mismo? ¿Cómo quiero que el día de mañana traten a mis niñas?” Y claro que no me gustaría que alguien les hiciera esto que yo le hago a mi señora. No lo soportaría. Tengo miedo de que el karma me llegue con mis hijas.

Desde que nacieron las mellizas, prometí muchas veces dejar esa vida. ¡Muchas veces! He dicho: “Basta, esta vez sí ya no más”, y por unos días me porto bien. Hasta que llega otra noche de trabajo, otra tentación, otra cervecita gratis, otra mujer que se me insinúa, y caigo de nuevo.

Al otro día me siento el más imbécil. No sé ni cómo mirar a mi señora, aunque ella no sospeche. Ni si quiera quiero besar a mis hijas.

Estoy en guerra con lo que siento y con lo carnal. Me doy asco, licenciada. Sé que si sigo así voy a perder todo, pero no sé cómo frenar esto. A veces pienso que tengo que contarle todo a mi esposa, como para empezar de cero, pero también me da miedo romperle el corazón y que nuestras hijas crezcan en un hogar roto por mi culpa.

¿Será que necesito ayuda profesional? ¿Es posible cambiar de verdad, o el infiel siempre termina volviendo a lo mismo? ¿Y si el karma me alcanza a través de mis hijas? Esa idea no me deja vivir.

No quiero ser ese papá que un día les diga a sus hijas que no se dejen tratar mal por ningún hombre, cuando yo fui ese mismo tipo. Quiero dejar esta vida de traición, licenciada. Pero no sé cómo ¿Será que todavía puedo salvarme o ya soy un caso perdido?

La respuesta:

Tenés que saber algo claro: sí, podés cambiar, pero no lo vas a lograr solo, ni repitiendo promesas que ni vos te las creés. La culpa que sentís es la alarma de tu conciencia, no un castigo. Es tu parte más honesta pidiéndote que pares antes de perder lo que más amás. La infidelidad no es solo una conducta, es un síntoma. Hay algo que estás intentando tapar, llenar o escapar, y eso necesita ayuda profesional. Necesitás ayuda para entender de verdad por qué caés una y otra vez, y a construir herramientas reales para salir del ciclo sin arruinar tu vida. Enfocate en actuar distinto desde hoy, con coherencia y constancia. Aún estás a tiempo de ser el padre y el hombre que tus hijas merecen: no perfecto, pero valiente y transformado. El cambio empieza cuando dejás de mentirte a vos mismo.

Psicóloga y sexóloga clínica.