Soy Nati. Me casé muy joven, tenía 22 años cuando di ese paso. Mi esposo decía que me amaba con locura, pero nunca demostró en estos 15 años de casados, y te voy relatando poco a poco la situación para que entiendas.
Nunca hubo gritos entre nosotros. Jamás me levantó la voz, nunca faltó el dinero en la casa, ni olvidó mi cumpleaños.
Siempre estuvo presente en las reuniones de la escuela de mi hijo, en las consultas médicas, en cada compromiso familiar.
A los ojos de los demás, yo soy una mujer afortunada. “Qué bueno que es tu marido”, me dice la gente.
“Responsable, trabajador, no toma, no anda de vago”, también ya escuché alguna vez. Y sí, todo es cierto, pero también es cierto que me siento con él profundamente sola.
Él no se emociona al verme, no le brillan los ojos cuando me ve, esa chispa cuando uno está enamorado no se le nota ni se le notó nunca. Intenté de todo para que me viera con otros ojos. Cambié de peinado, fui al gimnasio, cocinaba cosas nuevas, le proponía salir solos.
Modo automático
Él siempre aceptaba, siempre respondía con una sonrisa leve y un “sí, claro”, pero era así modo automático. Me decía que me veía linda, que la comida estaba rica, que la película le había gustado, pero era muy frío. Todo lo que me decía era de boca para afuera.
Con el tiempo dejé de insistir. Dejé de esperar gestos que no iban a llegar. Me convencí de que el amor no siempre es como en las películas, que no todas las parejas tienen pasión, y que a veces hay que simplemente aceptar. Tenemos estabilidad, los niños crecían tranquilos, sin discusiones ni dramas.
Empecé a buscar mi felicidad en otras cosas: mis clases de pintura, el gimnasio y salida con amigas. Dejé de mirar lo que me hacía falta y empecé a cuidar lo que tenía, aprendí a convivir con esto.
Es como que me resigné a que no todo es lo que espero. Y me consolé pensando en que no todos sabemos amar intensamente.
Ahora tengo 37 años. Nuestros hijos ya están grandes. Él sigue siendo el mismo: correcto, de pocas palabras y distante. Ahora lo que me tiene afligida es que lo miro y me pregunto si me amó alguna vez o si me ama de verdad.
Le pregunté miles de veces y siempre dice que sí, pero tampoco se desvivió por demostrarme. Estoy en la duda de si se casó conmigo por amor o solo por formar una familia ¿qué piensa?
La respuesta: