La pandemia afecta cada vez más fuerte el bolsillo de los vendedores independientes que dependen de la venta del día para sobrevivir.
Osvaldo Meza, un humilde vendedor de butifarra que todos los años hacía su agosto en las inmediaciones de la basílica de Caacupé, dijo a EXTRA que por culpa de la pandemia su situación económica se fue a pique. “Ni por G. 20.000 estamos vendiendo. Parece que no nos va a alcanzar ni para el pan dulce”, lamentó.
Lo que les salva de algún modo son las changas o trabajitos en albañilería o limpieza.
Don Osvaldo recordó además que el año pasado todo era diferente porque las ganancias eran de G.3 millones a G.4 millones al día, fruto de las ventas de butifarra; sin embargo, por ahora no hay nada ni tampoco pedidos. “Miseria, miseria total, pero jaharei hese”, se resignó.
No vende nada
Diana Montanía dejó de hacer butifarras en Caacupé porque ninguno de sus compradores de la zona del Tupasy Ycuá está vendiendo.
“Por semana ganaba en esta época G. 3.000.000”, recordó. Mencionó que está trabajando como doméstica para poder mantener a sus dos hijos.