14 may. 2024

Sepé, el indígena guaraní que va camino a ser santo

Declarado como “siervo de Dios” por el Vaticano, Sepé Tiarajú dio su vida para defender a 30.000 indígenas de un desalojo forzado por España y Portugal. Si bien el proceso lleva su tiempo, ya le dicen “San Sepé” y hasta tiene su propia oración.

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Imagen de San Sepé, en el memorial de epopeya riograndense, en el centro de Porto Alegre.

Danubio Goncalves/ Eugenio Hansen OFS/ Wikimedia.

“Esta tierra tiene dueño. Nos fue dada por Dios y San Miguel”. Así dijo Sepé Tiarajú (1723-1756) antes de morir junto a sus 1.500 guerreros que defendían la permanencia de los siete pueblos jesuitas en donde actualmente está asentada la ciudad de San Gabriel, Rio Grande do Sul (Brasil).

El proceso de Sepé puede tener mucha simpatía del papa Francisco, por ser argentino y jesuita, pero aún así puede tardar bastante en convertirse en el primer santo indígena del Brasil. El Vaticano le declaró “siervo de Dios” en el 2017, pero todavía debe pasar a ser venerable, luego beato y finalmente santo.

El padre Alex Kloppenburg, de la parroquia Don Pedrito, ciudad de las misiones jesuíticas donde vivió el indígena, afirma que la canonización va a confirmar “lo que ya es realidad junto al pueblo. Sepé Tiaraju fue santificado prácticamente desde su muerte y hace muchos años ya es llamado San Sepe por la gente. Hay una ciudad llamada San Sepé, ruta, mercado…”

Oración al siervo de Dios San Sepé

Señor, Santo y fuente de santidad, vos nos llamás a la santidad por el camino del amor y de la entrega generosa de nuestras vidas a los hermanos. Concede a vuestro siervo Sepé Tiaraju, cristiano e hijo vuestro, que entregó hasta su vida a la muerte dolorosa en defensa de su pueblo y de la justicia, la gloria del reconocimiento de su santidad ejemplar para todo el pueblo cristiano, Amén Fuente: padre Alex Kloppenburg, aprobada por fray Cleonir Dalbosco.

En una larga nota publicada este lunes por el diario Folha de Sao Paulo, cuenta que Sepé llegó a ser nombrado Corregidor, que era un cargo mucho más amplio que el de cacique, dado que implicaba responsabilidades judiciales y legislativas. El nativo era cristiano de tercera generación (desde sus abuelos), por lo que ya no tuvo que ser catequizado por los jesuitas.