Casi moribundo, Daniel Estebes había llegado al pabellón de Traumas del hospital Regional de Ciudad del Este. Sus esperanzas de vida, estaban por debajo del 60%, con un puñal atravesado en el corazón.
Él había sido víctima de un asalto, mientras disfrutaba de una realizaba tranquila caminata alrededor del Lago de la República, en el centro de la capital altoparanaense.
A cuarenta y cinco días de aquel suceso, recuperado y ya de alta, decidió agradecer a las manos humanas, que según dijo; guiadas por Dios que hizo el milagro, le salvaron la vida. Estebes convocó al médico para hacerle un agradecimiento de parte suya a él y todo el plantel médico del hospital a su cargo.