Un nuevo crimen sacudió en la tarde de ayer a Pedro Juan Caballero (Amambay), ciudad ubicada en la frontera con Brasil.
El cuerpo decapitado de un hombre fue arrojado al costado de un camino aledaño al destacamento militar local. Estaba envuelto en una manta, sujetado con cinta de embalar en la parte de los pies, y con un profundo corte de arma blanca en el abdomen.
Sobre el cadáver, dejaron una nota escrita por una cartulina de color naranja y en portugués, que fue colocada bajo una piedra, para evitar que se la lleve el viento.
“Nosotros del Crime estamos dejando claro que no iremos más a admitir cobardías cometidas por esos justicieros, sea quien fuera. Firmado Crime”, decía el mensaje.
En principio, hubo sospechas de que se trataría de un hombre que desapareció hace unos días, pero luego se confirmó que no era él, por lo que la Policía aún no confirmaba su identidad y existe la presunción de que se trataría de un ciudadano brasileño.
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Tenía en el pecho un tatuaje similar al que mandan poner los miembros del Primer Comando Capital (PCC), por lo que podría tratarse de un integrante de ese grupo criminal brasileño, que también abarca nuestro país.
El cuerpo fue llevado a la morgue del Hospital Regional local y la Policía realizará las gestiones para pedir el apoyo de sus pares del Brasil, para tratar de identificar al fallecido.
Se presumió que se trataría de Julio César Ocampos Monges, quien está con paradero desconocido.
Incluso llegaron al lugar sus familiares, quienes creyeron reconocer el cuerpo, por algunos tatuajes y rompieron en llanto. Pero, cuando vieron totalmente el cadáver, se dieron cuenta de que no era él.
Crimen del sábado
Los investigadores manejan la hipótesis de que la desaparición de Ocampos tendría relación con el asesinato del brasileño Rogerio Laurete Buosi (26), quien fue acribillado a tiros en su casa, ubicada en la fracción Villa Ciudad Nueva de Pedro Juan Caballero, en la noche del sábado.
Según el informe policial, el hombre recibió siete disparos en la cabeza, tres en el brazo lado izquierdo y uno en la mano izquierda.
Los atacantes dejaron una nota escrita en un pedazo de hoja de cuaderno, en la que los Justicieros de la Frontera se atribuían el crimen.
“Não robar na frontera (No robar en la frontera)”, decía el mensaje dejado al lado del cuerpo.
La casa de Ocampos había sido allanada y en el lugar fueron encontrados rastros de sangre, de acuerdo a los datos.
Se teme que se inicie una guerra entre grupos criminales en la zona.