25 may. 2025

Así viven las 9 mujeres mejor guardadas del Pueblo de Dios

Tienen tres categorías de princesas, pero el proceso lleva años’

No pueden usar las redes sociales ni tener novio.


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VOCACIÓN

Las “unificadas” que llegan al último nivel se convierten en orientadoras de la comunidad.


Una enorme mano que sostiene en su palma un globo terráqueo da la bienvenida a la enigmática congregación religiosa “Pueblo de Dios”, en Repatriación, Caaguazú.

El estilo de vida de la comunidad, distante a 20 km de la capital departamental, para muchos sigue siendo un misterio. Sin embargo, ellos sostienen que son personas normales cuyas costumbres están centradas en la práctica de la fe como herramienta de subsistencia.

Para la congregación, la entrega voluntaria a la vida religosa constituye el paso más importante hacia el camino de la obediencia a Dios, y es allí donde aparecen en escena las “unificadas”.

Estas son las mujeres mejor guardadas de toda la comunidad, quienes decidieron tomar el camino de la castidad y ascender a un estado superior de espiritualidad, explican.

Actualmente son 9 las chicas que forman parte del grupo de “vírgenes”, a cargo de la hermana Érica Romero.


Escalas espirituales

Vestidas con velo y una larga pollera, practican una rigurosa vida de oración, ayuno y penitencia.

Las redes sociales no forman parte de su entorno y se limitan solo a estar dentro de lo que se llama el núcleo de la comunidad.

Las “unificadas” no van a la facultad y se dedican a quehaceres menores. La vivienda está cerca de la “casa real”, donde vive el líder de la congregación.

Existen tres escalas espirituales que deben ser superadas. A estas etapas se les llama “segunda princesa”, “primera princesa” y, finalmente, “princesa”.

La hermana Érica señaló que para llegar a la última escala se necesitan años de perseverancia. Contó, además, que las que deciden llevar esta vida deben cumplir la mayoría de edad.

Sin embargo, son contadas las mujeres que llegan al último nivel. La mayoría decide abandonar la vida de consagración plena y optar por tener pareja.

“Acá les preparamos para una vida espiritual superior, pero ellas deciden hasta dónde quieren llegar”, contó Érica.