No, no es una broma de mal gusto; por más raro e increíble que pueda parecer, los cornudos tienen su día especial y hoy, ¡pueden festejarlo! De hecho, la festividad se remonta a muchos, pero muchos años años atrás y se sitúa en el viejo continente, donde la bota del mapa mundi es el escenario.
El radar nos lleva precisamente hasta Rocca Canterano, un pequeño pueblo italiano que no pasa de tener 200 habitantes, y el festejo dura doce días. En esa localidad situada en Roma, el agasajado es San Martín, obispo de Tours y patrón de todos aquellos a quienes sus parejas engañaron en algún momento de sus vidas.
La “Festa dei Cornuti” comienza el domingo más cercano al “Día D” y se extiende por doce largos días, donde se realizan diversas actividades en conmemoración a los que han sido víctimas de terribles tesapo’ê.
Y sí, según las malas lenguas, de los cuernos y de la muerte nadie se salva; pero fija que esta es la única farra, donde el más cornudo es rey y por supuesto, preside los festejos. Lo llaman “el gran cornudo del año” y paradójicamente con mucho orgullo ostenta su puesto.
Para distinguirse entre el resto de los cornudos, el más grande de ellos lleva en la cabeza unos enormes cuernos que simbolizan la infidelidad. A su alrededor suena música medieval y al mismo tiempo varios “cuentacuentos” relatan sus historias de desamor, sufridas por culpa de las mujeres.
Si bien no se sabe exactamente cuándo se empezó a celebrar, muchos creen que tiene su origen en el Imperio Romano, donde los fornidos guerreros abandonaban sus casas por largos periodos y a su regreso, como regalo, recibían cuernos llenos de monedas, pero, en contrapartida, se enteraba que sus mujeres tenían amantes.
Sin embargo, existe otra teoría, donde afirman que los celtas celebraban el fin de año en noviembre con una fiesta de doce días y allí, las infidelidades eran práctica común de las festividades. Pero muchos aseguran que tiene como punto clave que en esas fechas se celebran también ferias de ganado, y se exhiben animales con grandes cuernos.