La terapista paraguaya Diana Cascán vive desde hace 20 años en Porto Alegre y nunca antes vio tanta tragedia acontecida por la inundación en dicha ciudad.
Hasta el cierre de la edición se registraron 79 muertes, 105 desaparecidos. Además, 115.844 habitantes han tenido que dejar sus casas y trasladarse a las de familiares y amigos, mientras que 18.487 han encontrado alojamiento en refugios públicos.
Pacientes
“El viernes, en el hospital, yo miré por la ventana de la terapia donde trabajo y veíamos que el agua subía, entonces nos causó mucho miedo a los compañeros, todo el mundo estaba muy alerta, nadie quería ni descansar en nuestra sala porque imaginate si el agua subía, si estábamos en ese momento descansando, si faltaba energía eléctrica, nuestros pacientes sin monitorización, sin ventilación mecánica”, relató la paraguaya al programa La Lupa.
La compatriota y sus colegas hasta el final estuvieron al lado de sus pacientes, hasta que llegaron las canoas y los enfermos fueron llevados a un hospital seguro.
A su vez, Cascán y su equipo fueron rescatados por el Ejército brasileño entre las 18:00 y 19:00 del sábado. Ya no había caso, el agua arrasaba con todo.
Rescates
En el barrio de Sarandi de la moderna ciudad sureña de Brasil, capital de Rio Grande do Sul, los bomberos lograron evacuar a los habitantes que se subieron a lo más alto de sus viviendas cuando las lluvias torrenciales sumergieron buena parte de calles y avenidas.
“Hay mucha agua. Incluso en la zona (geográfica) más baja, hay profundidad. Las embarcaciones están navegando a la altura de la red eléctrica. Para navegar, debemos cortar la red”, explicó Daniel Batista da Rocha, primer sargento del cuerpo de bomberos militares de Rio Grande do Sul.
Las imágenes aéreas muestran cómo el agua se apoderó en los últimos días de Porto Alegre, una urbe con muchos edificios altos y donde viven 1,4 millones de habitantes. Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba que divide la ciudad alcanzó el domingo 5,30 metros, por encima del récord de 4,76 metros registrado durante unas históricas inundaciones en 1941.
Ayer, el sur de Brasil “es un escenario de guerra”. “Estoy rezando para pedir a Dios que deje de llover”, expresó ayer el presidente Lula Da Silva.
