Una niña de 11 años, alumna de una escuela de Asunción, anda a las corridas vendiendo rifas, en busca de la corona de reina.
La pequeña ya entregó G. 100.000 a su director, producto de la venta de un talonario. Retiró el segundo y no está tranquila, porque otras nenas han vendido más.
La mamá, Juana, apoya a su hija porque la ve ilusionada, pero no está contenta.
“Lo que no me gusta es que las cosas se definan por plata. ¿Por qué no pueden coronar a la ganadora de un concurso del saber? ¿Por qué no hacen un concurso de danzas o gimnasia?”, cuestionó.
Juana señala que la elección de miss es una tradición en la escuela y que los padres ni siquiera son consultados. “Dicen que la plata queda para el fondo de la institución, pero los directivos no nos comunican dónde irá a parar, mucho menos cuánto se logró recaudar”, reprochó.
En la escuela República del Panamá también se realizan las elecciones de reina. El papá de una nena de 7 años relató que a su esposa y a él no les parece una actividad adecuada para los niños. Sin embargo, es tanto el interés de su pequeña que no pudieron negarle la participación.
“Su mamá dice que esto crea estereotipos (modelos) en las niñas y se sienten mal y frustradas si no ganan. Yo espero que esto no pase con mi hija”, expresó el señor.
Cole suspendió
El colegio Virgen del Carmen ya no realiza la coronación desde hace dos años, a pedido de los padres.
“Muchas se sentían mal cuando no ganaban y era motivo de bullying entre los chicos. Ahora se hace desfile de primavera y torneos de colores, sin reinas”, comentó una mamá.
La señora recordó su mala experiencia de chica.
“Ya pasaron 25 años, pero no olvido que cuando me candidataron en mi clase hice el esfuerzo de vender las boletas y tener un lindo vestido, ser mejor alumna, pero la mamá de otra concursante hizo trato ‘bajo la mesa’ y ganó su hija. Nunca le haría concursar a mi hija por esa razón. No dejaría que ella pase por lo mismo”, señaló.
MEC no lo prohíbe
El Ministerio de Educación no prohíbe los concursos de reina. Es una actividad consensuada entre directivos y padres de la institución. Tampoco pueden obligar a nadie a participar.