Doña Marina Thomas (82) lleva 50 años deleitando el paladar de los trabajadores en en la Feria Municipal La Placita, de Encarnación.
La abuela es una de las primeras cocineras del mercadito. Le brillaban los ojos al recordar sus inicios, en el viejo mercado, anteriormente ubicado en “la zona baja” de la capital itapuense.
“Salía las 3:00 de casa y para las 04:30 ya estaba en el mercado, alistando las empanadas, el enrollado y la chipa guasu, que debían llevar las canasteras a los trabajadores”, indicó la abuela al canal Itapúa en Noticias.
Una forma de vida
La abuela no se imagina vivir sin trabajar. Ama la gastronomía popular, cocinar para la gente sencilla, de esa que te dice: “Gracias, heterei nde rembi´u, abuela”.
“Una vida es esto, no un trabajo. Amanece y ya quiero salir de casa, busco ese andar. Solamente los domingos me quedo en casa”, expresó.
Doña Marina hace oídos sordos a los consejos de su hija, una docente jubilada, quien le dice que ya es hora de que descanse de la labor.
“No puedo yo quedarme sentada en casa. Ni me hallo, me da tristeza, una desesperación, me hace sentir que no sirvo más para nada, que soy una carga para mi hija”, argumentó la señora.
Menos clientes
Desde que el mercadito se mudó al nuevo sitio, los clientes disminuyeron, eso sin contar que el moderno circuito comercial atrae a los turistas y pobladores.
“Mis clientes siempre fueron trabajadores, vendedores ambulantes. Antes estaba lleno, hasta 50 personas se sentaban a almorzar, ahora hay poca gente”, lamentó la doña.
A pesar de que hay menos ganancias, la abuela no tiene pensado abandonar su oficio. “Yo me mantengo sola, tengo para mis medicamentos hasta para mi sepultura”, aseguró. Si te das una vuelta por Encarnación, no dudes en visitar el puesto de la luchadora mujer, que pronto cumplirá 51 años sirviendo exquisiteces, elaboradas de forma tradicional.