En el centro de Japón, a unos 100 kilómetros de Tokio, un compatriota se destaca por su producción de mandioca.
Shinyi Endo (40) migró de Encarnación hace 18 años y actualmente vive en Gunma. Quiso tener un poco de Paraguay en casa y ya lleva una década cultivando este símbolo de la agricultura.
“Desde que vine, los fines de semana, con mis amigos y con mi papá nos reuníamos en verano, y hacíamos asado pero faltaba la mandioca”, recuerda. La que podían conseguir en esa época era una variedad importada de Brasil y 400 gramos salían unos 15 dólares (Más de 100 mil guaraníes casi medio kilo).
Entonces le nació la idea de armar una huerta, aunque sabía que tendría que esforzarse mucho.
“La ciudad donde vivo es muy poblada, no hay muchas opciones, los terrenos son muy caros y si te alquilan, te alquilan bien caro”, menciona.
Pero hizo amigos que después le ayudaron a conseguir un predio que pudiera alquilar y al fin se puso manos a la obra.
La primera rama de mandioca amarilla se la enviaron desde Okinawa, donde había productores provenientes de Latinoamérica.
En los primeros años la producción no le salió como esperaba. Lo que hizo entonces fue trabajar la tierra con mucho abono y las cosas fueron mejorando. Ahora produce 100 kilos por ciclo, eso le dura un año y da hasta para regalar a los amigos.
Hace cuatro años que tiene la mandioca blanca, que otro compatriota le llevó de Paraguay. “El día que iba a venir me empaquetó la rama con un papel de cocina, lo mojó, le puso en un plástico y me entregó acá la mandioca, todavía fresca. De eso empecé a hacer mi proceso de muda”, cuenta.
Diferencias
Plantar y comer mandioca tiene sus pequeñas diferencias acá y allá.
“El proceso en Japón es muy corto para cultivar la mandioca, por el clima. Por ejemplo, en mayo comienza la primavera y en noviembre ya prácticamente se va el verano. El sábado tuve que sacar todo porque si no lo hacía se podía enfriar”, explica.
En cuanto al sabor, algunos paraguayos que probaron su producción le dieron su parecer: “Es bien diferente, dicen, como más dulce”, comenta Shinyi. Pero él cree que no varía tanto.
En cuanto a sus amigos japoneses, ellos quedaron “enamorados” de la mandioca e incluso hay uno que ya la cultiva.
Para la familia Endo, plantar lo que van a comer es un orgullo.
Cada 9 de noviembre se celebra el Día Nacional de la Mandioca, base de muchas de las comidas típicas de nuestro país.