El rostro de Luz (nombre ficticio) estaba pálido. Sus manos temblaban y su corazón latía tan rápido como el del pequeño ser que empieza a gestarse en su vientre.
Con tan solo once años, la niña no sabía cómo decirle a su papá que estaba embarazada, pero sabía quién era el padre: un vecino no vidente, que constantemente la sometía sexualmente.
Los abusos ocurrían en su propia casa, en la compañía Virgen del Rosario, ciudad de Cecilio Báez, en Caaguazú. Catalino Martínez, de 56 años, aprovechaba la inmovilidad de su madre que vive postrada en una silla de ruedas y que su papá, casi nunca estaba en la casa.
“Yo soy albañil y trabajo lejos de mi casa y mi mujer es enferma”, comentó a EXTRA don Felipe (nombre ficticio).
Relató a EXTRA que el pasado lunes su hija le contó que su periodo no le venía y que algunas molestias estomacales la traían preocupada.
Bajo engaño
Temiendo lo peor, él la trasladó hasta el centro de salud local, donde una doctora le confirmó el hecho. Destrozado, Felipe fue hasta la Comisaría 4ta., donde denunció al autor.
El padre de familia contó que su hija le dijo que Catalino propuso a la niña que se le entregue a él sexualmente y a cambio, le daría un terreno, una casa y animales de granja.
Inmediatamente, la policía fue a detenerlo. Catalino primero negó los abusos, pero luego dijo que la niña “era quien le buscaba”.
El fiscal Alfirio González ordenó que se practique una ecografía a la menor, para confirmar plenamente el embarazo. Además, imputó a Catalino por abuso sexual en niños y pidió su prisión.