Casilda Ramona Benegas Gallego, nacida en el departamento de Itapúa, el 8 de abril de 1907, era la abuela de más edad en la región. También era la 13ª persona más adulta en el mundo.
Ella residía en un hogar geriátrico de Mar del Plata (Argentina) y su fallecimiento fue confirmado ayer.
“Ya no habrá mates ni tortas, hasta acá llegó, mi abuela vivió sus 115 años divinamente que hasta su muerte fue así”, tuiteó @septima hija, con dos tiernas fotos, de ella junto a la doña.
“Yo te voy a recordar siempre de esta manera, riéndote. Es difícil no sentir un dolor enorme por saber que ya no te vamos a tener más con nosotros y a la vez me pone feliz saber que te amamos y disfrutamos muchísimo”, escribió a su vez Mayra, su bisnieta, en un sentido posteo de Facebook.
Canto en guaraní
“Viviste 115 años y me regalaste la fortuna de tenerte 31 años en mi vida. Me contaste de tu vida mientras te hacía mimos en la espalda, me cantaste una vez en guaraní, me diste el apodo más hermoso por vincularme con mi papá, tu nieta, me llenaste de amor, me hiciste reír. Somos la familia más afortunada del planeta porque te tuvimos en nuestras vidas mucho más de lo que podíamos imaginar. Casildita, te amaré el resto de mi vida y más”, añadió en su despedida.
Su historia se hizo conocida durante la pandemia, cuando en marzo del año pasado se contagió del coronavirus y causó alarma entre los demás internados y el personal de blanco. Sin embargo, ella superó el mal tranquilamente, ya que no llegó a tener ningún síntoma de la enfermedad y reposó solo durante 9 días.
Tras su recuperación, recibió el anticovid ruso Sputnik V, cuando estaba por cumplir 114 años, y fue la cuarta persona más longeva del mundo en inmunizarse, según datos.
Sobre su vida en el vecino país, se sabe que se fue en 1945; vivió en Jujuy, luego en Corrientes y por último en Chaco. Más tarde, la familia se instaló en Buenos Aires, hasta que en la década del ’70 decidieron seguir los pasos del hijo varón, que había conseguido trabajo y se mudó a Mar del Plata. También se fue un tiempo a España, entre el 2001 y el 2013, pero regresó y se internó en el geriátrico.
Ña Casilda se había casado con un español y llegó a tener dos hijos, que le dieron ocho nietos, ocho bisnietos y tres tataranietos.