Juan Osorio (33), el nombre que está recorriendo el mundo. Es paraguayo y policía. Se hizo viral luego de salvar la vida de una mujer que intentaba lanzarse del puente Costa Cavalcanti, que une Ciudad del Este y Hernandarias.
Él, lleva sujeta su arma reglamentaria en la cintura, y en uno de sus bolsillos, su guía y amuleto: la Biblia.
Aquel domingo 9 de agosto Osorio llegó al auxilio de la doña, quien tenía una profunda depresión, con su pequeña Biblia, le leyó el libro de Juan 1:51. Luego de media hora, con ayuda de otra joven lograron apartarla del vacío.
Juan cada día lee el libro sagrado unos capítulos, reflexiona sobre eso, antes de empezar a trabajar. “Rezo para que todo salga bien en mi trabajo, que es muy difícil. Llego al cuartel antes de mi hora. Estoy ahí media hora por ahí, máximo, porque después ya empiezo mi rutina”, indicó.
Aunque el agente del GEO asegura que no se volvió famoso ni nada, ya recibió llamadas internacionales de Argentina y Uruguay para relatar la historia
“Gracias a Dios salió todo bien, porque si salía mal, me iban a culpar. Los únicos que me reconocen son mis amigos: ‘qué grande, Juan. Vos sos mi ídolo, te admiro’, me dicen y yo les digo que ya ‘ovalema’ porque solo hice mi trabajo”, dice el ofi a EXTRA.
La razón de que no le reconozcan en la calle, el cree que se debe a que está uniformado todo el tiempo. “Usamos diferentes uniformes, pasamontañas, tapabocas, cascos. Difícil que me reconozcan, y para mí eso es mejor”, asegura.
En su trabajo, casi no hay tiempo para las felicitaciones, ya que todo el tiempo están en las calles, pero una que otra palmadita en la espalda le hicieron sentir.
Osorio dijo que días después del suceso, habló con su mamá y le encomendó que se cuidara y que no pierda su fe.
“Mi mamá es una persona que es de las antiguas, no demuestra su sentimiento, pero en el fondo sé que está orgullosa de mí por su sonrisa de oreja a oreja”, asegura.
El suboficial inspector trabaja en la GEO desde hace diez años. Aunque siempre tuvo esa inclinación hacia lo religioso, hace poco más de un año, sufrió una herida de bala en un desalojo violento, en el kilómetro 9 de Ciudad del Este. Su madre había quedado muy preocupada por su labor. Desde entonces, se vuelca a la oración con más fervor.
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