La vida es una carrera de resistencia. No se trata de quién llega más rápido sino de quién persevera hasta cumplir sus sueños. Y que lo cuente el maratonista Pedro Duarte quien, a sus 43 años, divide su tiempo entre vender remedios refrescantes en Ypané para subsistir y entrenar para representar a nuestro país en cada competencia que le toque estar.
“Ser deportista requiere de mucho sacrificio y más aún si pretendés llegar a la élite. Requiere de mucha dedicación en cuanto a tiempo. De niño y adolescente vendía periódicos en la calle, hasta que conocí a unos ingenieros que me metieron en el mundo del atletismo”, arrancó contando el hombre a EXTRA.
El destino le puso un obstáculo importante cuando las cosas le iban de maravilla. Peleó bastante y así supo salir adelante.
“Cuando estaba en mi mejor momento, una persona en estado de ebriedad me chocó con la moto, tuve 28 puntos de sutura en mi pierna. Paré durante dos años. Hubo muchos gastos, de igual manera hubo personas que me ayudaron, como los ingenieros que me introdujeron en este deporte”, recordó.
Pero hay que reconocer, también la importancia de la familia, como para que el sacrificio sea más llevadero según reconoció.
“Trabajar en albañilería es pesado y requiere de mucho esfuerzo físico, lo que me dificulta para luego rendir en el deporte. Así tomé la decisión de cambiar mi profesión, para dedicarme a la venta de pohã ro’ysã. En principio mi señora me reclamó esa situación, pero después se dio cuenta de que lo que hago va más allá de ser un hobbie. Es una cuestión de salud y de demostrarme que me puedo superar”, remató, revelando que su meta es bajar su récord de 2 horas y media, en sus próximas competencias de mayo y agosto.