En la épica goleada ante Deportivo Táchira, un Vikingo quedó en la historia por sus dos gritos sagrados que hicieron retumbar a la nación franjeada en el espectacular 6 a 2. Isidro Pitta venía peleado con el gol convirtiéndose en el blanco de los venenosos dardos de los hinchas de Olimpia hasta que en el partido contra Luqueño se sacó la mufa acertando un penal. En el decisivo duelo copero contra los venezolanos finalmente tuvo el desahogo que tanto esperaba.
“Fue una noche maravillosa, el grupo estaba muy unido y eso se notó en el campo de juego. Ayer lloré, estaba muy emocionado”, contó a la 1080 AM.
El delantero firmó el doblete más significativo en lo que va de su carrera. “Desde que llegué a Olimpia me tocó jugar poco y ahora lo que se me da es un momento soñado, hacer 2 goles en la Copa”, comentó.
Es un pibe
Sobre las críticas cuando andaba con la pólvora mojada, el barbudo aclaró por las dudas a los fanáticos de la O que todavía le falta madurar futbolísticamente.
“La gente cree que soy un jugador experimentado por mi pinta, de unos 30 años, recién tengo 21 años”, mencionó.
Para ello solo le sirve chutar, meter goles y que se hagan una sana costumbre sus festejos. “Necesito continuidad para llegar a mi mejor nivel. Cada minuto que juego trato de aprovechar”, indicó a la 650 AM.
Sediento de goles
Tal como lo dijo, el Vikingo se encuentra batallando desde el año pasado para ganarse un lugar fijo en el once franjeado. Hasta ahora acumuló 19 partidos de los cuales solo 5 los disputó de titular. En cuanto a goles suma 5 conquistas (2 en el campeonato local y 3 en Copa Libertadores).
El Ángel de Pitta
Cuando casi nadie ya creía en Isidro Pitta, un niño le tenía una fe bárbara, tanto así que cuando ingresó al campo anticipó que iba a marcar dos goles. El fanático de Olimpia y del Vikingo, Ángel Presentado Vergara (7 años) fue grabado por sus padres, Javier y Lesly, en el momento en que tiraba su pronóstico y el video se hizo viral. “Sabía luego que iba a meter. Estoy esperando que me visite”, dijo Angelito a Extra. Su ídolo ya le había regalado una casaca y quedó pendiente un asadacho.
El mitã’i es todo un campeón ya que nació prematuro, superó tres operaciones y hoy día es una criatura llena de vida pese a manejarse en silla de ruedas. “Es una bendición que cambió nuestras vidas”, expresó el papá.