Fui el testigo invisible de la traición mi cuñada, esposa de mi hermano mayor. El silencio y la duda sobre qué hacer me están consumiendo.
Mi hermano es militar y desde hace años vive entre viajes y entrenamientos que lo mantienen lejos de casa por semanas, a veces meses.
Siempre admiré su compromiso, su disciplina. Pero también me dolía verlo perderse tantos momentos con su hijo, que apenas tiene ocho años.
Yo trato de ayudar en lo que puedo: lo llevo al colegio, paso por la casa a veces para acompañar a su familia. Siempre pensé que con ella estábamos siendo una especie de equipo. Hasta que todo cambió.
Ese día, pasaba por la casa para dejar unos libros a mi sobrino. Cuando me acerqué, vi un auto estacionado justo frente a la entrada. Al principio no pensé nada raro. Pero en cuanto vi a mi cuñada inclinarse hacia la ventana y darle un beso en la boca al conductor, sentí un puñal en el estómago.
No fue un beso rápido, ni uno de despedida familiar. Fue un beso... íntimo. Ella se quedó unos segundos más ahí, luego entró a la casa como si nada. Yo me quedé paralizado detrás de un árbol, sintiendo una mezcla de rabia, tristeza y confusión.
Desde entonces no duermo bien. No dejo de pensar en mi hermano, en cómo le destrozaría el corazón enterarse. Pero también me atormenta la duda: ¿me creería? ¿Con qué cara le digo que su esposa lo engaña si no tengo pruebas, si ni siquiera saqué una foto? ¿Y si cree que quiero meterme en su relación? O peor aún, ¿y si reacciona mal contra ella?
Él es un buen tipo, pero pasó por cosas duras, y a veces se le nota la tensión en la mirada, como si siempre estuviera a punto de estallar. No sé cómo actuaría si se siente traicionado.
También pensé en hablar con ella. En encararla, pedirle una explicación. Tal vez haya una razón, o tal vez fue un error. Pero también me da miedo que se ponga a la defensiva, que le diga a mi hermano cualquier cosa para protegerse. ¿Y si termina poniendo al hijo en medio? Es solo un niño, no tiene culpa de nada, y no merece crecer en medio de una guerra familiar. Pero el silencio también me pesa.
Cada vez que veo a mi sobrino jugar, cada vez que mi hermano me llama diciéndome que le eche un ojo a su familia, me siento un hipócrita.
No sé qué voy a hacer. Estoy atrapado entre proteger a mi hermano de una verdad dolorosa y cargar yo solo con ese silencio. Soy Carlos, tengo 26 años, y me gustaría saber ¿cómo tomar la decisión correcta?
La respuesta: