Tratando de salir de un problema emocional, entré en otro peor.
Soy Yanina, tengo 29 años y por nueve años mantuve una relación tormentosa con un tipo del que no podía salir así.
Finalmente salí, lo logré, para mí fue muy difícil porque él era súper manipulador, celoso, y nunca podía salir ese círculo.
Pero nada aprendí, pues entré en un lugar peor. En medio de las ganas que tenía de sanar y sacar todo el dolor que llevo dentro, fui a parar a una iglesia que tiene su grupo de sanación, donde hay personas encargadas de hacer “la ministración”, así le dicen ellos a los que mientras hacen la adoración. En fin, lo que pasó fue que ahí conocí a Ian, un joven de 25 años, es re lindo y desde que oró por mí yo empecé a sentir algo.
Sentía mucha atracción hacia él y parecía un tipo cuerdo la verdad, pero así como yo, cayó completamente. Cuando decía esas palabras poniendo su cabeza sobre mí, yo lloré muchísimo, y él me abrazaba mientras lloraba.
Me decía “dejá salir todo lo que te aturde, entregate al señor hermana”, cuando luego de hermana para él no tenía nada.
Seguí yendo a los cultos, él siempre iba solo. Hablábamos mucho, ya intercambiamos celulares y se volvió luego en mi confidente prácticamente.
Escribíamos todos los días y un día, cuando ya yo no podía ocultar que me gustaba me contó que tenía novia, que solo no lo acompañaba porque ella no comparte la misma fe, pero que estaba orando para que siga ese camino.
Pero seguimos hablando y un día cuando me llevó a mi casa nos besamos.
Tortura
Ahí empezó la tortura nuestra, de ambos, porque él quiso salir a tiempo, me dijo que ya no podíamos vernos y que iba a designarme a otra persona que me acompañe en mi proceso, pero yo le dije que no, que iba a respetar y mantener distancia, pero siempre le busqué.
Nos acostamos y todo ya. Ahora no sé qué hacer, él me dijo hace unos días que está confundido, porque quiere a su novia y no la quiere dejar porque sí nomás, pero que también me quiere a mí.
Mientras tanto seguimos así escondidos ¿Qué piensa de todo esto?
La respuesta
Buen día mí estimada Yanina, hay veces que las carencias afectivas y los dolores del pasado nos llevan a ilusionarnos con gente similar al anterior o gente con compromisos. En el caso tuyo se podría decir que ambas experiencias son casi similares, por un lado, una persona comprometida más bien con su forma de ser (manipulador y celoso) en este caso una persona comprometida con otra y con su credo. Lo conveniente sería que la última decisión sobre qué hará, lo tome él, no bajo presión sino por convicción y afecto. Por tu lado, si no se da, esta vez aprender la lección, lo recomendable siempre, es que cuando uno termina una relación de pareja (más aun conflictivo) se de su tiempo y espacio para procesarlo, por más que exista la ayuda de la religión, es de suma importancia este tiempo, para no caer presa a causa de las carencias o dependencias afectivas que se pudieron generar. Date tu tiempo.
