Nunca me gustó la frase “Ojo de loca no se equivoca”, pero en esta ocasión doy crédito a mi intuición.
Nosotros comenzábamos un noviazgo desde muy jovencitos. Éramos esa famosa pareja que se volvieron pareja desde el colegio y que después siguieron. Quizás la rutina de ser novios por mucho tiempo le aburrió.
Comencé a oler, literalmente, algo raro. Cuando venía, siempre tenía un perfume que obviamente no era el mío. Se olía que era caro, aunque siempre era muy sutil.
Siempre la excusa era que pasar tanto tiempo en las farmacias, le dejaba olor a perfumen. Él trabaja en delivery y por eso tenía sentido para mí, pero nunca me miraba a los ojos cuando daba esa respuesta, se sentía nervioso y se bañaba rápido.
Algo dentro de mí me decía que no estaba siendo honesto del todo.
Comenzó a llegar más tarde de lo normal a las visitas y me decía que aparte de ser delivery de farmacias, también hacía Bolt moto. Está bien, también fui comprensiva y nunca le reclamé, porque también teníamos nuestros objetivos, como tener un terrenito para poder casarnos y todo eso.
Trabajo como recepcionista en una empresa medio tiempo y después me voy a la facultad. Él dejó de estudiar por falta de dinero y eso, en teoría, frenaba que nos casemos.
“El delito es cobarde” suele decir mi mamá y también es cierto. Un día estaba buscando algunos artículos en Markeplace de Facebook. Necesitaba cambiar mi notebook porque el mío se quemó. En una de esas veo una oferta y entré a mirar el artículo. Grande fue mi sorpresa al ver que la notebook en oferta estaba en una pieza igualita a la de mi novio.
“¿Qué pasa acá?”, me dije y comencé a mirar. Entoces para corroborar le escribí y le pedí que me enviara una foto desde su cama y que muestre su ropero y el escritorio que tiene al lado. Le dije que era gua’u para medir algo que quería regalarle el próximo “cumplemes”.
Decepción
Cuando me envié confirmé. Era la misma foto. Para su mala suerte, estaba colgado hasta su toalla por la silla, en el mismo lugar todavía.
Le escribí al perfil y le pregunté a la chica si seguía disponible. Pactamos un encuentro para la compra en un punto no tan lejano de su casa. Entonces le vi, le llevó en su moto. Aunque ya había visto las pruebas, igual me sentí supermal.
La decepción es tanta. Muchos sueños rotos, esperaba demasiado de alguien que no cumplió su promesa. Es una difícil situación porque es mi primer amor, mi primer todo. ¿Cómo continúo ahora?
La respuesta de la psicóloga Alma Arámbulo:
Entiendo que sea muy difícil lo que estás pasando en esos momentos, después de una infidelidad la confianza se termina y el corazón parece que no deja de doler. Es normal sentir que se te cae el mundo, abrazar esa tristeza y en medio de todo recordar que vos diste todo por esa relación.
Sanar es un día a la vez. El proceso es un duro, pero debés saber que lo vas a lograr. Habrá días en los que, seguramente, vas a querer buscarle, porque le extrañás, pero el amor que sentís en este momento ya no es el mismo, entonces lo aconsejable es no hacer contacto con esa persona por mucho que busque.